Un clásico del terror, ahora en formato novela gráfica.
Robert Neville es el único superviviente de un despiadado virus que ha asolado el planeta, convirtiendo al resto de la humanidad en vampiros. Su existencia —depresiva y crepuscular— se ha reducido a combatir a estos seres sanguinarios, quienes tratan desesperadamente de darle caza, ya que, para ellos, él es el verdadero monstruo.
Todo un clásico en su género, éste es un perturbador relato sobre la soledad y el aislamiento y una reflexión sobre los binomios como normalidad y anormalidad, bien y mal, que se evidencian como una mera convención derivada del temor y el desconcierto ante lo diferente.
Sergio Hernández y Toni Caballero (Backhome, Planeta Manga), reimaginan el clásico de terror de Richard Matherson con un estilo pop repleto de colores y eclecticismo.
Soy Leyenda está considerada la mejor novela de vampiros del siglo XX y ha inspirado tres películas, la más reciente, protagonizada por Will Smith.
Cuando James Baldwin presentó por primera vez el manuscrito de El cuarto de Giovanni a su editor, este no solo lo rechazó, sino que le aconsejó quemarlo. La novela narraba la historia de un trágico triángulo amoroso, rebosante de deseo, pasión y arrepentimiento.
Su publicación en 1956 provocó un gran escándalo entre la sociedad biempensante estadounidense y rompió más de un tabú: Baldwin era un escritor negro que escribía sobre el amor entre dos hombres blancos. De inmediato se convirtió en una obra de culto. Hoy es considerada una de las obras fundamentales de la literatura queer y una de las grandes novelas norteamericanas del siglo xx. David es uno de los muchos estadounidenses que pululan por el París bohemio de los años cincuenta, adonde se ha mudado para «encontrarse a sí mismo».
Quien se adentre en este libro se descubrirá enseguida en medio de una selva de plantas, animales y flores. Y encontrará también el examen moral de la experiencia que asociamos a la poesía escrita en inglés, y ese despliegue espectacular de geografías y paisajes interiores que comparten tantos de los poemas que se han escrito en Estados Unidos. Aunque nadie discute la preeminencia entre la poesía estadounidense (y la universal) de autoras como Marianne Moore, Elizabeth Bishop o Anne Sexton, lo cierto es que el canon de la poesía de Estados Unidos suele estar plagado, en ocasiones de manera rutinaria, por poetas varones, y que autoras como H. D., May Swenson o Amy Lowell no disfrutan todavía en nuestro país del reconocimiento que merecen. Las trece de poetas seleccionadas en esta antología –de la pionera Emily Dickinson a la benjamina Sylvia Plath–¬ cubren casi dos siglos de una tradición de poesía todavía joven, pero madura y de calidad indiscutible. Ofrecemos de cada una de las autoras una cantidad de poemas suficientes (sus cimas) para que el lector pueda formarse una imagen cabal de sus sutiles mundos artísticos.
El canto de una generación desencantada: el debut novelístico de Javier Gallego
«Visceral, desacomplejada, corrosiva y a veces delirante, recuerda a En el camino de Kerouac y remite a la novela experimental. Una ópera prima tan ambiciosa como notable».
Jaime Cedillo, El Español
«Javier Gallego se instala en ese extraño equilibrio que precede a la rendición, y por eso esta novela es improbable, dolorosa, hipnótica».
Cuando nos rodean los muros, la aventura de toda una vida quizá consista en franquearlos. El regreso de Murakami a la novela después de La muerte del comendador.
«Atención: Murakami ―igual que los Beatles― provoca adicción.» Rodrigo Fresán, El País
«Murakami merece el Nobel.» Rafael Narbona, El Cultural (El Mundo)
«Murakami es el mejor escritor vivo.» Pablo d’Ors, Abc Cultural
«Leer a Murakami es una experiencia transformadora, es adentrarse en un bosque, bajar a un pozo, pasear por un sueño.» Antonio Lozano, La Vanguardia
«Murakami es un grande.» Carlos Zanón, El País
No amaba a Catherine Barkley, ni se le ocurría que pudiera amarla. Aquello era como el bridge, un juego donde te largas a hablar en vez de manejar las cartas. Eso pensaba el teniente americano Frederic Henry, conductor de ambulancias en el frente italiano durante la Primera Guerra Mundial, al poco de conocer a esta bella enfermera británica. Lo que parecía un juego se convirtió en pasión intensa, mientras la guerra lo arrasaba todo y los hombres desfilaban bajo la lluvia, agotados y hambrientos, sin pensar más que en huir de la muerte.