Las cartas de James Joyce son, sin duda, uno de sus grandes tesoros literarios, una ventana indiscreta y una aproximación emocionante a su oficio de escritor, pero también a su personalidad más íntima y secreta. Sentados delante de este fresco incomparable, vemos desfilar su personalidad abrasadora e indomable, sus celos incontrolables, un sorprendente apego a la familia y una inmensa angustia mientras compagina, en un difícil equilibrio, las ansias de creación literaria con su angustia por publicar: la certeza de que él es un escritor imbatible, convencido de su superioridad intelectual.Recibidas al principio como un documento de vital importancia, estas cartas se han convertido con el tiempo en una parte esencial de la obra de Joyce, una cima literaria en sí misma, la prueba concluyente de que fue uno de esos extraños talentos que transformó en material artístico incluso lo que no tenía intención de publicar. La selección canónica de Richard Ellmann y la traducción impecable de Carlos Manzano convierten a esta edición en la definitiva en nuestra lengua.
El texto que JRJ tituló Diario íntimo, a imitación de Amiel, es el único diario «al uso» que escribió, aunque más tarde el epígrafe «diario» aparezca con frecuencia en su obra para referir textos líricos en prosa y verso publicados según su cronología de redacción. En sus páginas se recogen las vivencias y reflexiones del poeta en Madrid entre el 28 de octubre y el 27 de noviembre de 1903. Es este uno de los más importantes años de su juventud: funda la revista Helios, publica Arias tristes y se convierte en el más reconocido de los modernistas españoles. Tras abandonar el Sanatorio del Rosario, donde convalecía de una pertinaz neurastenia, convivirá con el psiquiatra Luis Simarro y su discípulo Nicolás Achúcarro en la casa particular del primero. Mientras escribe este diario se mueve en los ambientes de la Institución Libre de Enseñanza, prepara los números 8 y 9 de Helios y visita a artistas, escritores e intelectuales de la época. Mantiene correspondencia regular con Rubén Darío; retrata la atmósfera que se respiraba en casa de los Martínez Sierra, por entonces sus más cercanos amigos; alude con frecuencia a sus amoríos de juventud, entre ellos los tan polémicos mantenidos con algunas de las monjas del Sanatorio del Rosario, y anota personalísimas reflexiones sobre su estado anímico o la llamada «vida literaria» de la capital. Al cuidado de Soledad González Ródenas, la presente edición incorpora notas e ilustraciones, ofrece en apéndice una selección de textos relacionados con el Diario y reproduce los facsímiles de las 61 páginas manuscritas del original.
El Hyakunin Isshu es una de las antologías más emblemáticas de la poesía clásica japonesa. Esta recopilación elaborada por el insigne poeta y erudito Fujiwara no Teika reúne cien poemas de cien poetas creados entre los siglos vii y xii, entre los que se encuentran los de autores fundamentales de la literatura japonesa como Murasaki Shikibu, Ariwara no Narihira o Sei Shonagon, así como de emperadores, emperatrices, príncipes y princesas.Los poemas del Hyakunin Isshu se han leído, estudiado y versionado desde su creación hasta la actualidad y son una fuente inestimable para conocer la refinada vida aristocrática o, lo que es lo mismo, poética de la época de máximo esplendor cultural de Japón. Sus versos evocan refinados sentimientos con sutileza y elegancia que tratan temas como el amor, la muerte o la soledad bajo el código estético y sofisticado de la poesía clásica.
Eduardo Chirinos (Lima, Perú, 1960-Missoula, Montana, 2016) es conocido como poeta, ensayista, traductor y autor de cuentos para niños. Sus libros de poesía son: Cuadernos de Horacio Morell (1981), Crónicas de un ocioso (Premio Municipalidad de Lima, 1983), Archivo de huellas digitales (Premio Copé, 1985), Rituales del conocimiento y del sueño (1987), El libro de los encuentros (1988), Canciones del herrero del arca (1989), Recuerda, Cuerpo? (1991), El equilibrista de Bayard Street (Premio El Olivo de Oro, 1998).
Es 23 de abril, fecha de nacimiento de Shakespeare, y las gemelas Dora y Nora Chance, actrices y coristas de segunda fila, se disponen a celebrar sus setenta y cinco años. Suena el timbre: en una tarjeta blanca llega la invitación a la fiesta de su padre, el legendario actor Melchior Hazard, quien nunca ha reconocido a las hermanas como sus hijas y que ese mismo día cumple cien años. Así comienza Niñas sabias, la historia de dos mujeres libres y eternamente jóvenes que, nacidas en el lado equivocado de la ciudad, siempre se han sentido atraídas por el brillo del teatro y la farándula. Desde su insólita infancia y a lo largo de su estrambótica carrera, la vida de las gemelas es una sucesión de episodios grotescos: entre identidades equivocadas, novios prestados, rivalidades acérrimas y fiestas que culminan en incendios, el mundo de Dora y Nora, poblado por una legión de personajes improbables, es un lugar que no admite reglas y en el que reina la desvergüenza suprema.
La segunda era continúa con una intriga política llena de magia. Waxillium Ladrian y su socio Wayne se enfrentan a una enemiga inaudita tras el brutal asesinato del hermano del gobernador, una kandra rebelde que ha perdido el juicio y ya no obedece al nuevo dios de Scadrial, Armonía.
Mientras Wayne y Marasi intentan frustrar las amenazas contra el gobernador y evitar que la ciudad estalle en revueltas multitudinarias, Wax da caza a una asesina capaz de utilizar cualquier poder y de hacerse pasar por cualquiera. Pero él mismo se verá perseguido por las sombras de su pasado...