La novela 1984 es un ejemplo, quizá el más contundente junto con Un mundo feliz y Fahrenheit 451, de un posible futuro distópico, completamente totalitario, en el que los habitantes solo tienen la opción de seguir las reglas, o perecer; y en el caso de 1984, de ser «vaporizados», de perecer y ser borrados de la existencia y del recuerdo de que alguna vez hayan existido. Rebelión en la granja es como una fábula a la antigua, en la que los animales hablan, razonan e idean (según las capacidades distintas de cada uno), y hasta siguen los consejos a la rebelión de un viejo cerdo sabio y experimentado.
La productora de televisión Laurie Moran y su prometido, Alex Buckley, antiguo presentador de su programa de televisión de investigación, están a pocos días de su boda a mediados de verano cuando las cosas toman un oscuro giro. Johnny, el sobrino de siete años de Alex, desaparece en la playa, lo que desencadena un dispositivo de búsqueda.
Los testigos recuerdan a Johnny jugando en el agua y recogiendo conchas detrás de la cabaña de la playa, pero nadie recuerda haberlo visto por la tarde. Al ponerse el sol, la tabla de skimboard de Johnny llega a la orilla y todos se dan cuenta de que podría estar en cualquier parte, incluso bajo el agua.
Este volumen, preparado en exclusiva por su hijo Jeff Berlin para los lectores en español, reúne quince relatos inéditos en nuestro idioma, diez de ellos publicados originalmente en sus libros de cuentos, pero no incluidos en Manual para mujeres de la limpieza ni en Una noche en el paraíso; algunos solo aparecidos en revistas, como el impactante «Suicidio», y otros totalmente inéditos, como «Manzanas», su primer cuento, y «Las aves del templo», memorable retrato de la vida en pareja. También, una serie de reveladores artículos, ensayos (entre los que se encuentra «Bloqueada») y extractos de sus diarios nunca antes publicados. Jeff Berlin nos brinda información privilegiada sobre los textos y su génesis, además de un breve recorrido final por la vida de Lucia.
Faltan dos semanas para la boda de la teniente Valentina Redondo y Oliver Gordon. En plenos preparativos, los sorprende la noticia de un atentado masivo en el Templo del Agua del famoso balneario cántabro de Puente Viesgo.
Las instalaciones del idílico paraíso de agua estaban ocupadas por un grupo de empresarios, y todo apunta a que la masacre ha sido perpetrada con una peligrosísima arma química. Valentina tendrá que cooperar con el ejército y con un equipo de la UCO para resolver el crimen.
Pronto descubrirán que un cerebro hábil y cruel ha puesto en marcha una maquinaria infalible, ejecutando cada uno de sus movimientos con extraordinaria frialdad, en un claro desafío a la inteligencia y a las habilidades deductivas de Valentina y del propio lector. La teniente Redondo llegará a dudar de los pasos que debe seguir, porque las sospechas no tardarán en recaer sobre alguien que jamás ha visto pero que, en el fondo, siente que conoce. El peligro es un latido que no se extingue nunca.
Urko Pínaga regresa del exilio para asistir al entierro de su tía Flora, con la que vivió antes de marcharse a Inglaterra, como tantos niños vascos. Urko se encuentra con un Getxo diferente al que conoció, pero sobre todo con una casa, la de la tía, que ahora se le presenta como un lugar misterioso cargado de repente de secretos. ¿Por qué tiene un aviso de derribo por parte de las autoridades? ¿Por qué su prima Regina se comporta de un modo tan extraño? ¿Mantuvo Flora a escondidas alguna relación que no le confesó a su sobrino? ¿Ha fallecido de muerte natural? El contraste entre lo que Flora le contaba por carta y lo que Urko se encuentra alimenta las sospechas en torno a una mujer a la que en realidad el protagonista quizá desconocía por completo.
Con cuatro años, Marta Rota perdió a su padre, y en cierto modo también a su madre, pues Margarita Jovani tuvo que ganarse la vida para mantener a su familia.
Procedente de una familia de sastres barceloneses, Margarita se había criado entre telas, hilos y patrones, y se le daba muy bien percibir la belleza que puede sacar a la luz o realzar la alta costura, un don heredado y potenciado por Marta.
Esta niña, con una intuición fuera de lo común para combinar colores y prendas, abandonó a edad temprana unos estudios que poco le ofrecían, porque ella solo tenía un deseo: vestir a las mujeres.