Una novela rica y compleja que se ha ganado bien merecidamente su prestigio
«Escribiré mi informe como si contara una historia, pues me enseñaron siendo niño que la verdad nace de la imaginación. El más cierto de los episodios puede perderse en el estilo del relato, o quizá dominarlo: como esas extrañas joyas orgánicas de nuestros océanos, que si las usa una determinada mujer brilla cada día más, y en otras en cambio se empañan y se deshacen en polvo.»
Cuidado con este libro. Este libro es peligroso. Te puede cambiar la vida. Todos los grandes libros son peligrosos. Este es un gran libro. Tan peligroso como la vida. Este libro habla de la vida como una tentativa inútil de escapar de la muerte. La muerte como el castigo justo por no haber sabido vivir. La vida y la muerte. Nadie vive realmente. Nadie muere tampoco. Ese es el secreto. Miedo y asco. El mundo es tan corrupto como Las Vegas. Un paraíso capitalista donde la vida se consume al límite. En la jungla fluorescente de los casinos, las esculturas de neón y los hoteles de lujo. Al límite de las fuerzas y la energía. Al límite del yo. El agotamiento es la verdad del juego. La ruina fatal, sin dinero ni tiempo para malgastarlo. La alucinación ácida, como nueva forma de lucidez, usurpando el lugar de la utopía imposible. Un viaje infernal al corazón podrido del sueño americano. El Punto Extremo de la Realidad. El Espectáculo de la Realidad. Periodismo Gonzo. La vida da miedo y produce asco. La vida es solo eso. Circular a toda velocidad por la autopista del desierto conduciendo un Chevrolet rojo descapotable en dirección a un parque temático solo para adultos llamado Las Vegas. Recorrer el Valle de la Muerte atiborrado de drogas mientras vas pensando que la diferencia entre locura y masoquismo es una nebulosa. No te engañes. No hay más. La vida da asco y produce miedo. Por eso es tan maravillosa. Como este libro. Aprende a leer. Este libro dice la verdad. Este libro habla de ti. Así en la vida como en la literatura.
En el centenario de su creación, vuelve Hércules Poirot, el detective más famoso y brillante de la historia de la novela negra, que ha conquistado a más de 2 billones de lectores.
Irlanda, 1929. Lady Athelinda Playford, una reconocida escritora de novelas de detectives para niños, ha invitado a varias personas a pasar una semana con ella en Lillieoak, su casa de campo. Además de su hijo y su hija con sus respectivas parejas, su secretario personal y la enfermera de éste, también dos abogados, Gathercole y Rolfe, han sido citados, así como los detectives de Scotland Yard, Hércules Poirot y Edward Catchpool. Nadie conoce el motivo a semejante invitación. Sin embargo, el misterio es rápidamente desvelado: Athie anuncia que los herederos de toda su fortuna no serán sus hijos sino Joseph, su secretario, aquejado de una enfermedad terminal. ¿Qué razón ha impulsado a Athie a dejarle todo su dinero a alguien que no es de su familia? Pero todos los invitados deberán hacer frente a otra fatídica sorpresa: uno de ellos ha sido asesinado. ¿Quién y por qué ha cometido el crimen? El misterio está servido. ¿Será capaz el peculiar Hércules Poirot de desvelarlo?
Londres, 1929. Hércules Poirot está cenando en el café Pleasant cuando una mujer irrumpe en el local y le confía que alguien está a punto de matarla. Le ruega que no investigue, pues con su muerte, dice, se habrá hecho justicia.
Unas horas más tarde, tres personas son asesinadas en un elegante hotel londinense. Poirot no puede evitar involucrarse en el caso, pero, mientras él se esfuerza en ordenar todas las piezas, el asesino se prepara para volver a matar.
Desde la publicación de su primera obra en 1920, Agatha Christie escribió treinta y tres novelas, dos obras de teatro y más de cincuenta historias breves con el personaje de Hércules Poirot. Ahora, por primera vez, los albaceas de su legado han aprobado la creación una nueva novela protagonizada por el personaje más querido de la Dama del Crimen.
En manos de Sophie Hannah, autora de varios bestsellers internacionales, Poirot se sumerge en un misterio ambientado en el Londres de los años 20, un puzle diabólicamente inteligente que solo puede ser resuelto por el talento sin par del gran detective belga y su «materia gris».
Por un instante, los dos trenes circularon paralelos. En ese preciso momento, Elspeth McGillicuddy presenció un asesinato. Desde su vagón vio con impotencia como en el otro tren un hombre agarraba sin piedad el cuello de una mujer hasta estrangularla. Después el tren se alejó.
No había sospechosos ni testimonios. Tampoco había cadáver. ¿Quién, salvo Jane Marple, se tomaría en serio esta historia?
«Este libro es el ejemplo perfecto de lo que debe ser una historia de detectives; uno regresa continuamente a verificar pistas, ninguna es irrelevante.» The Times (1957)
Una autora que nunca pasa de moda.
Durante un placentero viaje a Oriente Medio, entre las ruinas de Petra, aparece el cuerpo de la matriarca de la poderosa familia Boynton. La pequeña marca de un pinchazo en la muñeca es la única prueba de que ha sido asesinada.
El detective Hércules Poirot deberá enfrentarse, de nuevo, al reto de resolver un asesinato con más sospechosos que pistas; y es que muchos podrían desear la muerte de la tiránica señora Boynton, poseedora de una codiciada fortuna. Poirot, pese a la complejidad del caso, se propone dar con el asesino en menos de veinticuatro horas, iniciando así una investigación que conducirá al desenlace más inesperado.
Todos tenían motivos para desear su muerte, todos son sospechosos.