Proyectar una luz sobre los problemas más serios y a la vez no pronunciar una sola frase seria, estar fascinado por la realidad del mundo contemporáneo y a la vez evitar todo realismo, así es La fiesta de la insignificancia. Quien conozca los libros anteriores de Kundera sabe que no son en absoluto inesperadas en él las ganas de incorporar en una novela algo «no serio». En La inmortalidad, Goethe y Hemingway pasean juntos durante muchos capítulos, charlan y se lo pasan bien. Y en La lentitud, Vera, la esposa del autor, dice a su marido: «Tú me has dicho muchas veces que un día escribirías una novela en la que no habría ninguna palabra seria? Te lo advierto: ve con cuidado: tus enemigos acechan». Pero, en lugar de ir con cuidado, Kundera realiza por fin plenamente en esta novela su viejo sueño estético, que así puede verse como un sorprendente resumen de toda su obra. Menudo resumen. Menudo epílogo. Menuda risa inspirada en nuestra época, que es cómica porque ha perdido todo su sentido del humor. ¿Qué puede aún decirse? Nada. ¡Lean!
La mujer habitada sumerge al lector en un mundo mágico y ferozmente vital, en el que la mujer, víctima tradicional de la dominación masculina, se rebela contra la secular inercia y participa de forma activa en acontecimientos que transforman la realidad. Partiendo de la dramática historia de Itzá, que por amor a Yarince muere luchando contra los invasores españoles, el relato nos conduce hasta Lavinia, quien conoce a Felipe. La intensa pasión que surge entre ambos es el estímulo que la lleva a comprometerse en la lucha de liberación contra la dictadura de Somoza. Rebosante de un fuerte lirismo, La mujer habitada mantiene en vilo al lector hasta el final.
La belleza fue su condena y el amor, su salvación.
1942. Cilka Klein tiene sólo dieciséis años cuando es trasladada a Auschwitz-Birkenau, donde enseguida llama la atención del comandante Schwarzhuber. Pronto aprenderá que el poder no deseado ayuda a seguir con vida. Pero tras la liberación es acusada por la brutal policía soviética de colaborar con los nazis y será duramente castigada por ello con una condena de quince años de trabajos forzados en Siberia. Así, por segunda vez en tres años, Cilka se encuentra de nuevo hacinada en un tren de ganado que la transportará al gulag de Vorkutá, donde se enfrentará a obstáculos nuevos y a otros que le son horriblemente familiares, haciendo del día a día una lucha por sobrevivir. Basada en la historia real de Cilka Klein, esta novela es un poderoso testimonio sobre el triunfo de la voluntad humana, la importancia de la amistad y el valor que tienen la esperanza y el amor como armas para la supervivencia.
Corre el año 1847. Charles Choiseul De Praslin, un noble de la corte de Luis Felipe I de Orleans, rey de Francia, se ve acusado de un crimen pasional. A instancias del propio rey, gran amigo suyo, De Praslin finge su suicidio y, en su huida, embarca con destino a Nueva York. Conoce allí al poderoso magnate Cornelius Vanderbilt quien lo invita a acompañarlo en la Ruta del Tránsito, a través del río San Juan y el lago de Nicaragua. Seducido por la vegetación tropical y la exótica belleza de ese país, decide quedarse, atraído por la idea de ese lugar remoto donde nadie podrá reconocerlo. En Matagalpa, ciudad de las brumas, su destino se cruza con el de una mujer cautivadora, la joven viuda Margarita Arauz, a quien llaman la Rosa Blanca. Las fiebres de la memoria es una novela de amor, misterio y aventura, una mirada íntima al reto de reinventarse una identidad, y aceptar una segunda oportunidad. Autora del exitoso long seller La mujer habitada, Gioconda Belli se adentra en esta novela en la leyenda de su misteriosa abuela Graciela Zapata Choiseul de Praslin, la mujer fuerte y vital a quien visitaba en la pequeña ciudad rodeada de neblina. Siguiendo el hilo de la historia familiar, Belli engarza en una narrativa de enorme belleza el gran escándalo de la corte francesa del siglo XIX y el origen de su progenie.
A finales de la década de los sesenta, el protagonista, un niño de ocho años, se va a San Sebastián a vivir con sus tíos. Allí es testigo de cómo transcurren los días en la familia y el barrio: su tío Vicente, de carácter débil, reparte su vida entre la fábrica y la taberna, y es su tía Maripuy, mujer de fuerte personalidad pero sometida a las convenciones sociales y religiosas de la época, quien en realidad gobierna la familia; su prima Mari Nieves vive obsesionada por los chicos, y el hosco y taciturno primo Julen es adoctrinado por el cura de la parroquia para acabar enrolado en una incipiente ETA.
Eliza quiere escribir poesía. Ann sueña con convertirse en cocinera. Sus caminos no deberían haberse cruzado, pero juntas crearán el libro de cocina que revolucionará el siglo XIX.
Inglaterra, 1837. El Londres victoriano está en pleno cambio y a las cocinas de todos sus hogares empiezan a llegar especias, frutas y alimentos exóticos, pero las damas inglesas los han puesto en manos de cocineras y chefs extranjeros. Allí vive la señorita Elizabeth Acton, cuya mayor ilusión es publicar su segundo poemario en una prestigiosa editorial. En lugar de un nuevo contrato, recibe de su editor la extravagante sugerencia de escribir un libro de recetas, algo que ella se niega siquiera a considerar. Sin embargo, cuando su padre se ve obligado a huir del país acosado por las deudas y su familia se ve desprestigiada y sin un céntimo, Eliza reconsidera su decisión: junto con Ann Kirby, una joven de familia humilde, se pondrán manos a la obra y, a pesar de la diferencia de clases, darán forma a un libro de cocina que pasará a la historia.