Mafalda y sus amigos son como una pequeña familia, en la que todos tienen sus roles establecidos, con sus encuentros y desencuentros, con sus ocurrencias, que siempre consiguen arrancarnos una sonrisa. Juegan y se pierten, pero también hablan de política, del colegio, de cómo harían ellos las cosas y se preguntan por qué los adultos, con todo su poder, no se mueven ni un ápice para tratar de cambiar el mundo. Y aunque con frecuencia sus preguntas incordian a los mayores, estas siguen siendo hoy de una enorme relevancia y utilidad para ayudarnos a analizar el mundo que nos rodea.
Mafalda se siente responsable del futuro de la humanidad, mientras que los adultos que la rodean solo se preocupan por banalidades. ¿Qué podemos hacer cuando las cosas van mal? ¿Quién se encarga, pues, de que todo funcione? Con su característico ingenio y sus siempre numerosas preguntas, que a menudo irritan y desbordan a todos aquellos que la rodean, nuestra pequeña indignada se plantea los asuntos que nos competen a todos y comparte sus inesperadas y contundentes reflexiones sobre el mundo, que, quizá hoy más que nunca, no dejan de interpelarnos.
«¿Y no será que en este mundo hay cada vez más gente y menos personas?».
La crítica ha dicho...«Quino, el grande Quino, seguirá vivo en su Mafalda, que nos enseñó que, como siempre, lo urgente no deja tiempo para lo importante.»Héctor Abad Faciolince
«Nunca he amado a una mujer que no haya amado previamente a Mafalda.»Manuel Jabois
«Qué importante has sido en nuestras vidas. [...] Siempre estaban tus viñetas dando sentido a los detalles absurdos de la vida y la sociedad. Cada lección era un guiño de risa silenciosa que se volvía carcajada y suspiro, filosofía pura, crítica social, lenguaje de gestos expresivos y pequeños detalles, el humor más refinado concentrado en los dibujos. Qué gran compañero has sido.
Mafalda nunca para de hacerse preguntas, demasiadas preguntas, que a menudo irritan y desbordan a todos aquellos que la rodean. En La injusticia nuestra pequeña indignada se plantea los temas universales y comparte sus inesperadas y contundentes reflexiones sobre el mundo.
Si hay algo que Mafalda no soporta bajo ningún concepto (además de la sopa) es la injusticia, y no deja de recordárnoslo siempre que tiene ocasión. ¿Por qué hemos de dejar la justicia en manos de los adultos, si estos nunca entienden nada?
«Y estos derechos... a respetarlos, ¿eh? ¡No vaya a pasar como con los diez mandamientos!».
La crítica ha dicho...«Quino, el grande Quino, seguirá vivo en su Mafalda, que nos enseñó que, como siempre, lo urgente no deja tiempo para lo importante.»Héctor Abad Faciolince
«Nunca he amado a una mujer que no haya amado previamente a Mafalda.»Manuel Jabois
«Qué importante has sido en nuestras vidas. [...] Siempre estaban tus viñetas dando sentido a los detalles absurdos de la vida y la sociedad.
Mafalda se hace muchas preguntas, demasiadas preguntas que a menudo irritan y superan a los que la rodean. Nuestra pequeña indignada se cuestiona los temas universales y comparte sus reflexiones sobre el mundo.
Mafalda tiene unos padres que la adoran, pero que tiemblan cada vez que la ven acercarse con aire interrogador; y es que su curiosidad no tiene límites y sus preguntas sobre los misterios del mundo también implican a su familia...
«Mamá ¿qué te gustaría hacer si tuvieras una vida?»
La crítica ha dicho...
«Quino, el grande Quino, seguirá vivo en su Mafalda, que nos enseñó que, como siempre, lo urgente no deja tiempo para lo importante.»
Héctor Abad Faciolince
«Nunca he amado a una mujer que no haya amado previamente a Mafalda.»
Manuel Jabois
«Qué importante has sido en nuestras vidas. [...] Siempre estaban tus viñetas dando sentido a los detalles absurdos de la vida y la sociedad. Cada lección era un guiño de risa silenciosa que se volvía carcajada y suspiro, filosofía pura, crítica social, lenguaje de gestos expresivos y pequeños detalles, el humor más refinado concentrado en los dibujos. Qué gran compañero has sido.»
Ana Merino.
Robert Neville es el único superviviente de una guerra bacteriológica que ha asolado el planeta y convertido al resto de la humanidad en vampiros. Su vida se ha reducido a asesinar el máximo número posible de estos seres sanguinarios durante el día, y a soportar su asedio cada noche. Para ellos, el auténtico monstruo es este hombre que lucha por subsistir en un nuevo orden establecido.
Todo un clásico en su género, éste es un perturbador relato sobre la soledad y el aislamiento y una reflexión sobre los binomios como normalidad y anormalidad, bien y mal, que se evidencian como una mera convención derivada del temor y el desconcierto ante lo diferente.
En las montañas de la locura es la memoria en primera persona de un geólogo de la Universidad de Miskatonic sobre una reciente expedición dirigida por él al continente antártico y su trágico final. Narra el profesor superviviente cómo se inició la expedición, con aeroplanos y trineos tirados por perros, y cómo en uno de los vuelos de reconocimiento se toparon con una impresionante cordillera, tal vez más elevada que el Himalaya. Un primer grupo llega por tierra a sus estribaciones y acampa al pie de los montes. Las exploraciones de la zona llevan al grupo a descubrir una cueva en cuyo interior encuentran catorce fósiles de una estatura superior a la humana pertenecientes a unos seres totalmente desconocidos para la ciencia: el cuerpo principal del organismo tiene forma de barril, sostenido por una serie de patas, de su extremo superior surge un ramillete de tentáculos y dispone de unas alas membranosas replegadas a ambos costados. Un segundo grupo, con el que viaja el narrador, pierde, tras estas intrigantes informaciones, el contacto por radio con el primero, y se dirigen al lugar en aeroplano. El espectáculo que les espera al llegar es dantesco... Poco después, en una inspección aérea sobre la cordillera harán un descubrimiento histórico y fascinante... Muchos críticos han querido ver en este espeluznante relato una magistral continuación al misterioso final de Las aventuras de Arthur Gordon Pym, de E.A. Poe, precursor y maestro de Lovecraft.