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LA MALA HORA (BOL)

Al pueblo ha llegado «la mala hora» de los campesinos, la hora de la desgracia. La comarca ha sido «pacificada» después de tanta guerra civil. Han ganado los conservadores, que se dedican a perseguir cruel y pertinazmente a sus adversarios liberales. Al alba de una mañana, mientras el padre Ángel se dispone a celebrar la misa, suena un disparo en el pueblo. Un comerciante de ganado, advertido de la infidelidad de su mujer por un pasquín pegado a la puerta de su casa, acaba de matar al presunto amante de ésta. Es uno más de los pasquines anónimos clavados en las puertas de las casas, que no son panfletos políticos, sino simples denuncias sobre la vida privada de los ciudadanos. Pero no revelan nada que no se supieran de antemano: son los viejos rumores que ahora se han hecho públicos, y a partir de ellos estalla la violencia subyacente a la luz tórrida, espesa, cansada y pegajosa, en una serie de escenas encadenadas de inolvidable belleza. «El padre Ángel se incorporó con un esfuerzo solemne. Se frotó los párpados con los huesos de las manos, apartó el mosquitero de punto y permaneció sentado en la estera pelada, pensativo un instante, el tiempo indispensable para darse cuenta de que estaba vivo, y para recordar la fecha y su correspondencia en el santoral. "Martes, 4 de octubre", pensó; y dijo en voz baja: "San Francisco de Asís".» Emir Rodríguez Monegal dijo...«En La mala hora García Márquez no sólo aporta su maestría sino una capacidad de superar el realismo por la vía de una exasperación de las situaciones y de una discreta alegorización de los motivos esenciales de la novela.»
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LA CATEDRAL DEL MAR (TD)

La ciudad de Barcelona se encuentra en su momento de mayor prosperidad; ha crecido hacia la Ribera, el humilde barrio de los pescadores, cuyos habitantes deciden construir, con el dinero de unos y el esfuerzo de otros, el mayor templo mariano jamás conocido: Santa María de la Mar. Una construcción que es paralela a la azarosa historia de Arnau, un siervo de la tierra que huye de los abusos de su señor feudal y se refugia en Barcelona, donde se convierte en ciudadano y, con ello, en hombre libre. El joven Arnau trabaja como palafrenero, estibador, soldado y cambista. Una vida extenuante, siempre al amparo de la catedral de la mar, que le iba a llevar de la miseria del fugitivo a la nobleza y la riqueza. Pero con esta posición privilegiada también le llega la envidia de sus pares, que urden una sórdida conjura que pone su vida en manos de la Inquisición... La catedral del mar es una trama en la que se entrecruzan lealtad y venganza, traición y amor, guerra y peste, en un mundo marcado por la intolerancia religiosa, la ambición material y la segregación social.
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APUNTES PARA JOHN

«Escribo estrictamente para averiguar qué estoy pensando, qué estoy mirando, qué veo y qué significa». En noviembre de 1999, Joan Didion empezó a visitar a un psiquiatra porque, como escribió a un amigo, su familia había estado pasando «unos años difíciles». Durante meses, registró sus encuentros con meticuloso detalle en un diario destinado a su marido, John Gregory Dunne. Las sesiones iniciales se centraron en el alcoholismo, la adopción, la depresión, la ansiedad, la culpa y las desgarradoras complejidades de la relación con su hija Quintana. Estos asuntos mutaron hasta abarcar su trabajo, que le resultaba difícil mantener durante períodos prolongados. Hubo discusiones sobre su propia infancia —malentendidos y falta de comunicación con su madre y su padre, así como la temprana tendencia de la joven Joan a anticipar catástrofes— y la cuestión del legado, o, como ella lo expresaba, «lo que ha valido». El diario de Didion fue elaborado con la precisión, la lucidez y la elegancia que caracterizan a la autora. Sin embargo, aquí aparece también una Joan Didion que nunca habíamos visto: Apuntes para John es el registro extraordinariamente íntimo de un viaje doloroso y valiente en la vida de una de las más grandes escritoras de nuestro tiempo.
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SHUTTER ISLAND

En un islote llamado Shutter Island, frente a la costa de Boston, se alza un conjunto de edificios de aspecto siniestro: se trata de un hospital psiquiátrico cuyos internos, todos hondamente perturbados y sometidos a una vigilancia estricta, han cometido algún crimen grave. El agente federal Teddy Daniels y su ayudante, Chuck Aule, son enviados allí porque una de las reclusas, Rachel Solando, parece haberse evadido de algún modo incomprensible de una celda cerrada a cal y canto. La única pista es una hoja de papel con una serie de números y letras sin significado aparente. Mientras un furioso huracán azota el peñón, los dos policías se adentran en un mundo cada vez más opaco y angustiante, entre indicios de experimentos radicales y maquinaciones gubernamentales encubiertas que ensombrecen un caso ya de por sí extraño. A medida que su investigación avanza, las preguntas aumentan: ya no se refieren tan solo a la mujer desaparecida, sino a la naturaleza de todo lo que sucede en ese lugar rodeado por una valla electrificada y guardias armados. Y, cuanto más se acercan a la verdad, ésta se vuelve cada vez más esquiva, hasta el punto de hacerles creer que tal vez nunca puedan abandonar Shutter Island.
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¡ASI VA EL MUNDO! (LA PEQUEÑA FILOSOFIA

Mafalda se siente responsable del futuro de la humanidad, mientras que los adultos que la rodean solo se preocupan por banalidades. ¿Qué podemos hacer cuando las cosas van mal? ¿Quién se encarga, pues, de que todo funcione? Con su característico ingenio y sus siempre numerosas preguntas, que a menudo irritan y desbordan a todos aquellos que la rodean, nuestra pequeña indignada se plantea los asuntos que nos competen a todos y comparte sus inesperadas y contundentes reflexiones sobre el mundo, que, quizá hoy más que nunca, no dejan de interpelarnos. «¿Y no será que en este mundo hay cada vez más gente y menos personas?». La crítica ha dicho...«Quino, el grande Quino, seguirá vivo en su Mafalda, que nos enseñó que, como siempre, lo urgente no deja tiempo para lo importante.»Héctor Abad Faciolince «Nunca he amado a una mujer que no haya amado previamente a Mafalda.»Manuel Jabois «Qué importante has sido en nuestras vidas. [...] Siempre estaban tus viñetas dando sentido a los detalles absurdos de la vida y la sociedad. Cada lección era un guiño de risa silenciosa que se volvía carcajada y suspiro, filosofía pura, crítica social, lenguaje de gestos expresivos y pequeños detalles, el humor más refinado concentrado en los dibujos. Qué gran compañero has sido.
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LA INJUSTICIA (LA PEQUEÑA FILOSOFIA DE M

Mafalda nunca para de hacerse preguntas, demasiadas preguntas, que a menudo irritan y desbordan a todos aquellos que la rodean. En La injusticia nuestra pequeña indignada se plantea los temas universales y comparte sus inesperadas y contundentes reflexiones sobre el mundo. Si hay algo que Mafalda no soporta bajo ningún concepto (además de la sopa) es la injusticia, y no deja de recordárnoslo siempre que tiene ocasión. ¿Por qué hemos de dejar la justicia en manos de los adultos, si estos nunca entienden nada? «Y estos derechos... a respetarlos, ¿eh? ¡No vaya a pasar como con los diez mandamientos!». La crítica ha dicho...«Quino, el grande Quino, seguirá vivo en su Mafalda, que nos enseñó que, como siempre, lo urgente no deja tiempo para lo importante.»Héctor Abad Faciolince «Nunca he amado a una mujer que no haya amado previamente a Mafalda.»Manuel Jabois «Qué importante has sido en nuestras vidas. [...] Siempre estaban tus viñetas dando sentido a los detalles absurdos de la vida y la sociedad.
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