Uno de los escasos relatos en la historia de la exploración polar protagonizado por una mujer inusual. Cuenta su vida durante el año que pasó en Groenlandia con ocasión de la expedición de 1891 comandada por su marido, Robert Peary, que habría de ser una de las figuras centrales en la pugna ártica. En la bahía McCormick, al norte de la isla, construyen un refugio en madera y allí convive, en duras condiciones, con la población local. Tras el impacto que le provocan sus extrañas costumbres, nuestra dama comparte experiencias con las mujeres inuit, de cuya vida, hábitos y cultura deja registro detallado en estas páginas. Nos habla del cosido y tratamiento de las pieles con las que se visten, de la comida, de la vida familiar en el interior del iglú, de sus desplazamientos en trineo, del emparejamiento o de hábitos terribles como el infanticidio cuando se quedan viudas. Presencia escenas de extrema violencia hacia ellas y hasta un episodio de Pibloktop, o histeria ártica, fenómeno ligado a la dureza de su condición femenina. Información enormemente valiosa para la incipiente etnología de la época que desconocía la vida cotidiana de las poblaciones aborígenes árticas, pero también asoma en estos diarios el aguijón de la aventura extrema, la observación y registro de la belleza feroz de ese entorno hostil, junto a un plácido canto a la vida al aire libre y el placer de los pequeños detalles. Isabel Coixet se inspiró en esta valerosa mujer para el personaje principal de su película «Nadie quiere la noche».
En Diario de sueños, segundo volumen de las Cartas de H. P. Lovecraft, con edición de Javier Calvo, se recogen todos los sueños transcritos en la correspondencia que ha sobrevivido del autor. La publicación de este material, hasta ahora inédito en español, se corresponde con la intención de ilustrar el origen onírico de muchos de sus relatos más conocidos, en unos textos en los que pueden distinguirse perfectamente su visión literaria y su mundo personal, destilado en imágenes y escenas extrañas. Podríamos decir que el alma de Lovecraft se trasluce en todos ellos. Completa el volumen la sección final «Las fabulosas aventuras de la Fraternidad Kappa Alpha Tau», dedicada a las misivas sobre felinos, una de sus pasiones más íntimas que muestra su lado más entrañable.
El texto que JRJ tituló Diario íntimo, a imitación de Amiel, es el único diario «al uso» que escribió, aunque más tarde el epígrafe «diario» aparezca con frecuencia en su obra para referir textos líricos en prosa y verso publicados según su cronología de redacción. En sus páginas se recogen las vivencias y reflexiones del poeta en Madrid entre el 28 de octubre y el 27 de noviembre de 1903. Es este uno de los más importantes años de su juventud: funda la revista Helios, publica Arias tristes y se convierte en el más reconocido de los modernistas españoles. Tras abandonar el Sanatorio del Rosario, donde convalecía de una pertinaz neurastenia, convivirá con el psiquiatra Luis Simarro y su discípulo Nicolás Achúcarro en la casa particular del primero. Mientras escribe este diario se mueve en los ambientes de la Institución Libre de Enseñanza, prepara los números 8 y 9 de Helios y visita a artistas, escritores e intelectuales de la época. Mantiene correspondencia regular con Rubén Darío; retrata la atmósfera que se respiraba en casa de los Martínez Sierra, por entonces sus más cercanos amigos; alude con frecuencia a sus amoríos de juventud, entre ellos los tan polémicos mantenidos con algunas de las monjas del Sanatorio del Rosario, y anota personalísimas reflexiones sobre su estado anímico o la llamada «vida literaria» de la capital. Al cuidado de Soledad González Ródenas, la presente edición incorpora notas e ilustraciones, ofrece en apéndice una selección de textos relacionados con el Diario y reproduce los facsímiles de las 61 páginas manuscritas del original.
Las imborrables impresiones que registró Albert Camus en sus viajes por América del Norte y América del Sur durante los años cuarenta
Publicado a título póstumo en 1978, Diarios de viaje contiene los apuntes que Albert Camus tomó durante dos periplos por América del Norte y América del Sur en los años cuarenta. Una primera parte describe su estancia en los Estados Unidos y Canadá de marzo a mayo de 1946, mientras que la segunda recoge su paso por el Brasil, la Argentina y Chile entre junio y agosto de 1949. Aunque presentan un interés común, los textos tienen un tono muy distinto. Camus llega a dar conferencias en Estados Unidos como un periodista de la resistencia y autor poco conocido; en Sudamérica, en cambio, desembarca en viaje oficial, como el escritor consagrado por el éxito mundial de La peste. El segundo viaje también le depara los temores vinculados al recrudecimiento de la tuberculosis que lo acosaba desde su juventud. Y en sus páginas queda la marca de una crisis personal de la que nacerán nuevas obras.