En Vida de este chico, Tobias Wolff narra sus recuerdos de niño y adolescente, cuando, divorciados sus padres, recorría con su madre con la que formaba una auténtica «pareja telepática» las carreteras de Estados Unidos de un lado a otro del país.
Toby o Jack, como le gusta llamarse a sí mismo en homenaje a su adorado Jack London absorberá entre mapas, whisky, peleas a puñetazos, amistades y traiciones, la esencia de esa América de los años cincuenta que marcará irremediablemente su juventud. Una juventud con toques minimalistas y dickensianos a un tiempo y que sirve aquí a su autor para trazar con humor y ternura el retrato de un tiempo pasado en el espejo de su propia imagen.
Vida del fantasma, publicado por primera vez en 1995 y ampliado en ediciones sucesivas, reúne los artículos escritos desde 1976 hasta 2000 a los que Pasiones pasadas y Literatura y fantasma no habían dado cabida.
En cada uno de los cien ensayos que componen el volumen no encontramos ya al articulista o al escritor que vimos en recopilaciones anteriores, sino la figura de un fantasma que observa desde el otro lado del espejo y desde allí se entusiasma, bromea, recuerda y dispara, «alguien a quien ya no le pasan de verdad las cosas, pero que se sigue preocupando por lo que ocurre allí donde solían pasarle y que -aun no estando del todo- trata de intervenir a favor o en contra de quienes quiere o desprecia».
Todo lo que Natalia Ginzburg evoca y describe sucede en nosotros como por primera vez, pero perdura para siempre. En Vida imaginaria, quizá su obra menos conocida, pero al mismo tiempo la más versátil y combativa, publicada en 1974 e inédita en castellano, la autora aborda, entre otros asuntos, la condición de la mujer y el feminismo, la infancia y las incertidumbres de la edad adulta o la debilidad de nuestras democracias. También retrata a algunos escritores muy queridos por ella, como Italo Calvino, Elsa Morante o Cesare Pavese, y nos habla de películas y de directores (Fellini, Bergman) cuyo arte supo reconocer desde el principio. Con discreta contundencia y una voz única, Ginzburg participa, a través de cada uno de estos textos, en la vida de hoy, de un hoy que data de hace medio siglo, pero que el lector no dejará de trasladar al aquí y al ahora, y a los dilemas estéticos, morales y políticos a los que nos seguimos enfrentando.
Un niño napolitano que mira por la ventana y fantasea con ser poeta, una niña de pelo de color azabache que baila en el balcón de enfrente y un amigo con el que batirse en duelo: así comienza la historia de tres personajes cuyos destinos quedan inextricablemente unidos para siempre. Los dos chicos, enamorados al instante de la Milanesa, como se refieren a la misteriosa muchacha, se embarcan en una batalla a muerte por su atención. Años más tarde, ya en la universidad y alejados del mundo de la infancia, los caminos de los dos compañeros se vuelven a cruzar. Nuestro narrador, aquel muchacho soñador, debe enfrentarse a su memoria y lanzarse en busca de la verdadera identidad de la Milanesa.
Cuando Unai tenía diez años, su padre abandonó a la familia para trasladarse a Barcelona y convertirse en un escritor de éxito. Aquella ausencia ha marcado no solo su infancia, sino su manera de entender el amor. Tras recibir una llamada anunciando que su padre está hospitalizado, Unai se prepara por fin para un reencuentro que le ha obsesionado durante años.
Vida y obra es una novela sobre cómo entender la creación en el contexto de las relaciones familiares y cómo la idea romántica de que el autor debe tener un compromiso con la obra por encima de la vida a veces esconde un privilegio. Una fascinante historia sobre la literatura como algo que puede unir a las personas o separarlas para siempre.
No es fácil mantener una relación extramatrimonial si se es funcionario de una institución cultural en la Rumanía de la década de 1970. Bajo el yugo de Ceaușescu, cuando el control gubernamental lo impregna todo, Sorin busca el amor, y Letiţia, una válvula de escape de su decepcionante vida conyugal. En sus encuentros clandestinos ambos fantasean en vano con dejar atrás los rigores del régimen y el miedo a que se descubra el verdadero origen de sus familias, lo cual comprometería su posición en el Partido. Gabriela Adameșteanu nos sumerge en el delirante universo de la Rumanía comunista y, con una maestría extraordinaria, ahonda en la conmovedora suerte de sus protagonistas, abocados a la traición y la mentira.