Inglaterra, 1881. El joven médico Simeon Lee acude a la llamada de su primo enfermo en la isla de Ray. El pastor Howes está convencido de que ha sido envenenado por su cuñada Florence, quien, tras ser acusada de matar a su esposo, vive encerrada en una habitación con paredes de cristal en la biblioteca de la mansión.
California, 1939. Todo apunta a que el escritor Oliver Tooke se ha suicidado, pero su amigo Ken Kourian no lo tiene claro, por lo que se sumerge en una investigación que lo lleva al secuestro del hermano de Oliver cuando ambos eran niños. Para descubrir la verdad, Ken deberá descifrar las pistas escondidas en la última novela de su amigo, Relojes de cristal, un libro con dos relatos capicúa sobre un joven médico llamado Simeon Lee.
Bukowski escribió siempre por necesidad vital, con la urgencia de quien solo encuentra sentido enfrentando la página en blanco. Este volumen reúne Fragmentos de un cuaderno manchado de vino, Ausencia del héroe y, por primera vez en español, La matemática del aliento y la ruta, un conjunto de relatos, ensayos y entrevistas que giran en torno de la escritura y el oficio de escritor.
A través de estos textos, asistimos a la evolución de Bukowski: desde los primeros cuentos publicados hasta el salto al estrellato literario, cuando ya era una figura de culto. Su estilo, ferozmente personal, se afianza a lo largo de estas páginas, donde lo políticamente incorrecto, la fanfarronería y la ternura se dan la mano. Aquí está el Bukowski incendiario y salvaje, pero también el que, con un notable bagaje literario y musical, reflexiona sobre el arte de escribir con la honestidad del que no sabe —ni quiere— hacer otra cosa.
Un recorrido cronológico que captura su evolución, desde las primeras inquietudes literarias hasta la consolidación de su estética. Risotadas contra lo imposible y una mirada implacable sobre la vida y la escritura, donde Bukowski, con su irreverencia y sinceridad, nos muestra que, al final, lo único que importa es seguir escribiendo.
¿Por qué las medusas no tienen huesos? ¿Por qué tiene anillos el cuerpo de la lombriz? ¿Por qué son negros los cuervos?
Hace mucho, mucho tiempo, cuando la ciencia aún no había nacido, la gente de las aldeas más recónditas inventó historias para dar respuesta a estos y otros muchos misterios, entretener a sus convecinos y educar a los más pequeños del lugar. Estos bonitos cuentos (mukashibanashi), transmitidos oralmente de generación en generación, han preservado la rica tradición japonesa y son una muestra de la fértil imaginación popular, donde lo fantástico se entreteje con la realidad, los animales adoptan características humanas y las criaturas sobrenaturales como ogros y brujas conviven con las personas.
Con este libro, Gabriel García Márquez se descubrió a sí mismo como un narrador. Sin embargo, la intención primera era escribir un reportaje sobre un hombre, Luis Alejandro Velasco, que estuvo diez días a la deriva en una balsa mecida por el mar Caribe. El futuro Nobel de Literatura y entonces joven reportero que era García Márquez escuchó el relato de los hechos de boca de su protagonista y los transformó, tal vez sin pretenderlo, en un prodigioso ejercicio literario, una narración escueta y vigorosa donde late el pulso de un gran escritor. La publicación por entregas del reportaje en El Espectador de Bogotá supuso un alboroto político considerable -se revelaba la existencia de contrabando ilegal en un buque de la Armada colombiana, lo que costó la vida de siete marineros y el naufragio, más afortunado, de Velasco- y el exilio para su autor.
«Mi libro preferido, y el primero que escribí.»
Gabriel García Márquez
Con este libro, Gabriel García Márquez se descubrió a sí mismo como un narrador. Sin embargo, la intención primera era escribir un reportaje sobre un hombre, Luis Alejandro Velasco, que estuvo diez días a la deriva en una balsa mecida por el mar Caribe. El futuro Nobel de Literatura y entonces joven reportero que era García Márquez escuchó el relato de los hechos de boca de su protagonista y los transformó, tal vez sin pretenderlo, en un prodigioso ejercicio literario, una narración escueta y vigorosa donde late el pulso de un gran escritor. La publicación por entregas del reportaje en El Espectador de Bogotá supuso un alboroto político considerable -se revelaba la existencia de contrabando ilegal en un buque de la Armada colombiana, lo que costó la vida de siete marineros y el naufragio, más afortunado, de Velasco- y el exilio para su autor.
En los ocho relatos que integran este volumen, László Krasznahorkai vuelve a deslumbrar al lector con su sagacidad y sentido del humor. Ya se trate de la venganza ejercida por un cazador sobre sus vecinos, del exilio de ciudadanos condenados a una espera insoportable para embarcar en un navío bajo la vigilancia de milicias armadas hasta los dientes o de los intentos de un enigmático personaje de evadir a sus perseguidores, el irresistible ingenio del aclamado narrador húngaro brilla con intensidad. La interrogación sobre las ilusiones, la perfidia, la traición y la desconfianza humanas que atraviesa estos relatos hace de ellos una síntesis perfecta de los motivos que animan el conjunto de su magistral obra.