Su ciudad está bajo asedio.
Han vuelto los zombis.
Pero Nona solo quiere una fiesta de cumpleaños.
Nona es como los demás en muchos sentidos. Vive con su familia trabaja en la escuela local y le encanta pasear por la playa y conocer perros nuevos. Pero en realidad Nona no es como los demás. Hace seis meses despertó en el cuerpo de una desconocida y teme verse obligada a devolverlo.
La ciudad se cae a pedazos. Una esfera azul y monstruosa flota en el horizonte, lista para destruir el planeta. Los efectivos de Sangre del Edén han rodeado las últimas instalaciones del Séquito y esperan a que el Emperador Imperecedero venga a buscar a los suyos. Los líderes del grupo terrorista quieren convertir a Nona en el arma que los salve de las Nueve Casas. Nona preferiría llevar una vida normal con la gente a la que quiere, con Pyrrha y Camilla y Palamedes, pero es consciente de que nada dura para siempre.
Y, todas las noches, Nona sueña con una mujer con una calavera pintada en el rostro...
Nocturno de Chile relata una noche de agonía en la vida de Sebastián Urrutia, excusa para recorrer la historia de un país infernal «que no sabe muy bien si es un país o un paisaje».
Sacerdote derechista, reconocido crítico literario, ignorado poeta, Sebastián Urrutia Lacroix se encuentra tendido en la cama una noche que parece ser su última en este mundo. El sudor, el delirio, la certeza de un final y su dolencia lo aquejan cruelmente. Pero más febril que su enfermedad es el alud de recuerdos, la avalancha incontenible de un pasado fantasmal de halcones adiestrados para cazar palomas, de lecciones de marxismo a un dictador en ciernes, de un artista abandonado a sí mismo en la inanición, de tertulias iluminadoras en una casa sumida en la herrumbre de la tortura.
Interrumpido solamente por el «joven envejecido» de su consciencia, el monólogo de Urrutia se alza por encima de los muros de una ciudad hundida en el toque de queda.
Harry Booth es un ladrón. Lleva una vida tranquila y llena de cautela, sin ataduras, hasta que se cruza en su camino Miranda Emerson, hija del profesor de Literatura especializado en Shakespeare de la Universidad de Carolina del Norte. Aunque intenta mantenerse alejado de la inteligente pelirroja, no puede dejar de pensar en ella. Y justo cuando por fin tiene una oportunidad de ser feliz, su pasado lo encuentra.
Ha lidiado con gente muy peligrosa, pero el peor de todos es Carter LaPorte. No importa dónde o bajo qué nombre se oculte Harry: no puede escapar. Si quiere tener una vida, primero deberá enfrentarse a su mayor enemigo de una vez por todas.
Porque solo así podrá ganar algo más valioso que todo lo que ha robado: el corazón de Miranda.
En una antigua zona de marismas de la capital islandesa, aparece flotando en un estanque el cadáver de un vagabundo. Como a casi nadie le importa su muerte, la policía archiva rápidamente el caso. Un problema menos. Sin embargo, un joven agente llamado Erlendur, que conocía al mendigo de sus rondas por el corazón de la ciudad, empieza a obsesionarse con las circunstancias del trágico suceso. Hay varios detalles que indican que no se trató de un simple accidente y Erlendur tiene la firme convicción de que todos merecen justicia.
John Earle McLaren, «Whitey», un hombre afable de sesenta y siete años y que durante un tiempo fue el popular alcalde de Hammond, presencia un altercado entre la policía y un joven de tez oscura al que han detenido sin motivo aparente. Tras verse moralmente obligado a intervenir, los dos agentes se ensañan brutalmente con él. Las consecuencias de este enfrentamiento abren la puerta a una realidad bastante más oscura dentro de la familia McLaren, cuyos cinco hijos afrontarán el duelo revelando sus prejuicios, rencores e inseguridades: desde el desdén racista hacia la nueva pareja de la madre hasta las estrategias sibilinas para asegurarse la mayor parte de la herencia. Bajo una fachada de respetabilidad se esconden unos cimientos podridos que pueden hacer que la casa familiar acabe por derrumbarse.
Rosa decide dejar su vida cómoda en la ciudad para irse con Gene, su pareja de origen irlandés, a construir con sus propias manos una casa en la selva a orillas del mar. Cuando él tiene que irse unos días, ella queda sola en aquel paraje que aún le resulta indescifrable. Durante ese tiempo, a medida que la luna mengua y las noches se oscurecen, Rosa se enfrenta a las amenazas de la ingobernable naturaleza que la rodea y también a los otros, los vecinos del lugar que la saben sola. Su pasado, además, no deja de acecharla, y su soledad se hace cada vez más profunda y definitiva. En esta novela portentosa que corta el aliento, la prosa rotunda de Pilar Quintana nos produce admiración e inquietud por partes iguales.