Es sábado, poco despues de las diez de la noche, y Jules está pendiente del telefono. Es voluntario en un servicio telefónico de acompañamiento para mujeres que vuelven solas a casa por la noche. Nunca ha vivido una situación en la que la persona al otro lado de la línea estuviera realmente en peligro, hasta la llamada aterrorizada de Klara. La joven está convencida de que un hombre la sigue, alguien a quien conoce y que ha dibujado con sangre la fecha de su muerte. Y ese día está a punto de empezar.
En una localidad de la costa de Italia, durante la década de los ochenta, la familia de Elio instauró la tradición de recibir en el verano a estudiantes o creadores jóvenes que, a cambio de alojamiento, ayudaran al cabeza de familia, catedrático, en sus compromisos culturales.
Oliver es el elegido este verano, un joven escritor norteamericano que pronto excita la imaginación de Elio. Durante las siguientes semanas, los impulsos ocultos de obsesión y miedo, fascinación y deseo intensificarán su pasión.
Calpurnia Pearson adora a su familia, pero hay momentos en que le gustaría dejar de ser madre y esposa y ser simplemente ella: Nia. A sus treinta y cinco años, se siente enclaustrada en la rutina por las responsabilidades de la vida adulta. También le frustra que sus esfuerzos por ascender en la editorial donde trabaja no se ven recompensados, ya que sigue en el mismo puesto desde hace años y parece que nada va a cambiar. Sin embargo se equivoca. Uno de sus jefes se jubila y lo substituye Oliver, un joven atractivo que enseguida valora su talento y con el que se verá atrapada en una situación impensable; lo que podría llevar a Nia a reconciliarse con la vida. O todo lo contrario...
Diario de paternidad, «carta al hijo» y ficción pura conviven en extraordinaria armonía a lo largo de este libro.
Aunque este singular e inclasificable libro de Alejandro Zambra se llama Literatura infantil, conviene advertir que incluye un magnífico cuento que gira en torno al lenguaje grosero y un relato directamente lisérgico en que un hombre intenta, en pleno viaje terapéutico de hongos, volver a aprender el dificilísimo arte de gatear. En caso de que algún niño llegara accidentalmente a estas páginas, debería leerlas en compañía de un adulto, a pesar de que aquí son precisamente los niños quienes, a su manera, protegen a los adultos del desánimo, el egocentrismo y la dictadura del tiempo cronológico.
Los años son convulsos para todos, pero las armas para defenderse son distintas. Klaus y Erika, hijos del Premio Nobel Thomas Mann (1929), son famosos e influyentes en todo el mundo y escriben en revistas y periódicos. Pero, cuando regresan de un viaje de esquí, se encuentran Múnich manchada de esvásticas. Corre el año 1933, y comienza el exilio. Unos años más tarde, obligados a regresar a Villa Poschi para buscar el escritorio en el que su padre esconde unos diarios que ponen en juego la supervivencia de la familia, los dos hermanos aprovecharán el viaje para adentrarse en España.
Durante la noche del 24 al 25 de julio de 1938, la XI Brigada Mixta del ejército de la República cruza el río para establecer una cabeza de puente en Castellets del Segre. En las inmediaciones del pueblo, medio batallón de infantería, un tabor marroquí y una compañía de la Legión defienden la zona. Está a punto de comenzar la batalla del Ebro, la más cruda y sangrienta que se libró nunca en suelo español.
Combinando de forma magistral la ficción con datos históricos y testimonios personales, Arturo Pérez-Reverte sitúa al lector, con sobrecogedor realismo, entre quienes, voluntarios o a la fuerza, lucharon en los frentes de batalla de la Guerra Civil. Sus nombres no son los que recuerda la Historia, pero cuanto les sucedió resuena en estas páginas con el dramatismo de una memoria que nos pertenece a todos.