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AHI ESTA FELICIE (BOL)

Cuando vuelve de hacer compra, la criada Félicie descubre que han asesinado a su empleador, el jubilado Jules Lapie. Llamado a investigar, el comisario Maigret no tarda en darse cuenta de que esa joven poco agraciada sabe más de lo que dice, pero también de que su carácter soñador la hace proyectar en la realidad anhelos y fantasías románticas. ¿Cómo conseguir que confíe en él? ¿Y a quién protege con su silencio? Pocas veces un testigo ha causado tantos problemas al famoso comisario.
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AGUA VIVA (BOL)

¿Dónde están los límites del lenguaje? Agua viva es una vivencia sobre esos límites. Vaga epístola a un destinatario mudo, esta obra supera en todo momento las fronteras de esa amplia familia de las cartas de desamor a la que, en parte, pertenece. Desafiando los límites y sin concesiones a la convención, este libro inaugura un espacio compartido entre quien escribe y quien lee. Una obra fundamental dentro de la producción literaria de la autora, así como de la literatura en lengua portuguesa.
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AGOSTO ES UN MES DIABOLICO

Prohibida en distintos países tras su publicación, Agosto es un mes diabólico es el hirviente relato de una mujer que se redescubrirá durante un viaje a la Riviera Francesa. Ellen vive en una ciudad que le disgusta, un lugar que niega su pasado y no ofrece ninguna esperanza para su futuro. Separada y con un hijo, está determinada a cambiar su vida. Por ello, abandona Londres en busca de sol y compañía, pero el camino no resultará fácil. Al recibir de pronto una noticia desgarradora, descubre que hay una fina línea entre la independencia y la soledad. Una novela de «fulgurante energía» (Colm Tóibín) que confirmó a Edna O’Brien como «una revolución en la escritura irlandesa» (John Banville).
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AGATHA RAISIN Y LA QUICHE LETAL (1)(BOL)

Agatha Raisin se lía la manta a la cabeza y decide marcharse de Londres para saborear las mieles de una jubilación anticipada en un tranquilo pueblo de los Cotswolds, donde no tarda en aburrirse como una ostra. Desplegar su talento para la alta cocina en el concurso gastronómico de la parroquia tendría que convertirla, por fuerza, en una celebridad. Sin embargo, al primer bocado de su exquisita quiche, el juez del concurso cae desplomado y Agatha se ve obligada a confesar la amarga verdad: la quiche letal era comprada. No hay más que una solución para que la perdonen: meterse en harina y desenmascarar ella misma al asesino.
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AGATHA RAISIN Y EL VETERINARIO CRUEL (2)

Tras haber desenmascarado al asesino de la quiche letal, la fortuna parece sonreír a Agatha Raisin. Aceptada por la pintoresca comunidad de Carsely, y felizmente acompañada de sus dos gatos, su vida transcurre sin otro objetivo que doblegar la indiferencia de James Lacey, militar jubilado por el que Agatha siente verdadera devoción. Un interés que parece evaporarse cuando aparece en escena Paul Bladen, el nuevo veterinario del pueblo, que no se muestra ajeno a sus encantos. Sin embargo, el hombre sucumbe a una inyección destinada a un caballo de carreras, y aunque todo apunta a un accidente, Agatha cree que se trata de un crimen. Ante la sorpresa de los lugareños, el coronel Lacey comparte, por una vez, la hipótesis de su tenaz vecina, hasta el punto de embarcarse con ella en una investigación mucho más peligrosa de lo que ambos habrían podido imaginar.
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AGATHA RAISIN Y EL PELUQUERO MALVADO (8)

Mientras una ola de calor azota la campiña inglesa, Agatha Raisin intenta combatir el sopor veraniego preparando tés para sus vecinas de Carsely, pero lo cierto es que, en ausencia de su deseado James Lacey, que ha abandonado el pueblo sin despedirse, y del joven policía Bill Wong, que está de vacaciones y no se ha molestado en llamarla, y sin la perspectiva de una cita con sir Charles Fraith, se muere de aburrimiento. Entonces, como suele suceder en esos casos, toma una decisión que, si Agatha no fuera Agatha, sin duda lamentaría: se mira al espejo y se descubre envejecida y desaliñada. Incluso unas cuantas canas han aparecido en su melena castaña, tupida y lustrosa. Profundamente contrariada, se aplica un baño de color que le deja el pelo de un llamativo color violeta. Luego, decidida a reparar ese terrible desaguisado por la vía rápida, acude a Evesham, cerca de Carsely, donde le han dicho que hay un peluquero excelente, el señor John Shawpart, con fama de mago de los tintes. Muy pronto quedará claro que éste ,además de habilidoso con la tijera, es muy atractivo y seductor, y no sólo tiene planes para su cabellera sino también para su corazón. Sin embargo, ese futuro común se trunca cuando el señor John muere envenenado en su propia peluquería. A partir de ese momento, con la ayuda de sir Charles Fraith, Agatha tendrá que sumergirse en la vida de las mujeres que frecuentaban el salón: ¿quién podría guardar rencor al apuesto peluquero, adorado por un sinfín de clientas que le confiaban todos sus secretos?
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