La novela definitiva sobre el genio olvidado que iluminó el mundo.
Una deliciosa e intensa novela sobre el científico visionario Nikola Tesla. Una gran aventura. La historia que pudo ser.
Nueva York, 1931. Edgar, un joven de diecinueve años que aspira a ser un piloto de los oceánicos, las grandes líneas transatlánticas, descubrirá la verdad tras la falsa versión oficial: Thomas Edison no es el auténtico padre de la tecnología que ha revolucionado el mundo, y su verdadero creador, Nikola Tesla, permanece olvidado, viviendo en una habitación de hotel sin que nadie conozca su existencia. Por puro azar, pero espoleado por el deseo de aventura y justicia, Edgar se involucrará en una organización que busca devolver al genio a primera línea, a pesar del férreo control que la banca y la gran industria mantienen sobre todos los medios. Pero una célula tesliana con espurios intereses prepara un atentado que puede hacer caer en el caos al mundo civilizado y la fecha podría coincidir con el gran funeral de Edison, en el que se espera la asistencia de jefes de Estado y representantes de todo el planeta.
A modo de testamento poético, el gran maestro Ángel García López cuestiona en este nuevo libro la deriva lamentable emprendida por la poesía española última, donde falsos poetas han usurpado las riendas de la lírica. Apoyado en una declaración del también poeta y editor Abelardo Linares: «La casa de la Poesía es una casa en la que los okupas han echado a los poetas y se han quedado a vivir ahí», 'Testamento hecho en Wátani' levanta los faldones a la falacia para descubrir esa triste realidad. Y lo hace con esa poesía proteica que es capaz de recrear el lenguaje y convertir el verso en una creación magistral donde confluyen armónicamente la forma y el contenido.
Orikuchi Shinobu fue un lingüista, etnólogo, folclorista, novelista y poeta japonés. Referente de la crítica literaria nacional y de los estudios del folclore en las primeras décadas del siglo xx, este personaje no estuvo exento de polémica por su asociación con el militarismo japonés, su adicción a la cocaína y su homosexualidad declarada. El presente volumen recoge la primera recopilación del trabajo de estudio y traducción sobre la figura de Orikuchi Shinobu con una serie de ensayos y traducciones publicados por primera vez en español, algunos de ellos sin referente en otras lenguas europeas. Esta obra pretende no solo cubrir un hueco de conocimiento necesario en la niponología hispana, sino también reevaluar la obra, la figura y el legado de este autor.
Alguna noche, suelo ubicar mis horas en la serenidad del barrio de
Almagro: empresa que tiene su poco de catástrofe en cada punta, pues
para ir y volver es obligatorio descender a la tierra como los muertos e
incluirse en una hilera de ajetreos que hay entre la plaza de Mayo y la
estación Loria, y resurgir con una sensación de milagro incómodo y de
personalidad barajada, al mundo en que hay cielo. Claro está que esas
plutónicas y agachadas andanzas tienen su compensación: tal vez la más
segura es poder considerar ese grande y bien iluminado plano de Buenos
Aires que ilustra las paredes enterradas de los andenes. ¡Qué maravilla
definida y prolija es un plano de Buenos Aires! Los barrios ya pesados
de recuerdos, los que tienen cargado el nombre: la Recoleta, el Once,
Palermo, Villa Alvear, Villa Urquiza; los barrios allegados por una
amistad o una caminata: Saavedra, Núñez, los Patricios, el Sur; los
barrios en que no estuve nunca y que la fantasía puede rellenar de
torres de colores, de novias, de compadritos que caminan bailando, de
puestas de sol que nunca se apagan, de ángeles: Pueblo Piñeiro, San
Cristóbal, Villa Domínico.
De una a siete de la tarde -mis horas oficiales o "teóricas" de
trabajo- me confieso un impostor, un chambón, un equivocado esencial. De
noche (conversando con Xul Solar, con Manuel Peyrou, con Pedro Henríquez
Ureña o con Amado Alonso) ya soy un escritor. Si el tiempo es húmedo y
caliente, me considero (con alguna razón) un canalla; si hay viento sur,
pienso que un bisabuelo mío decidió la batalla de Junín y que yo mismo
he consumado unas páginas que no son bochornosas. Me pasa lo que a
todos: soy inteligente con las personas inteligentes, nulo con las
estúpidas.
Hacia 1957 reconocí con justificada melancolía que estaba quedándome
ciego. La revelación fue piadosamente gradual. No hubo un instante
inexorable en el tiempo, un eclipse brusco. Pude repetir y sentir de
manera nueva las lacónicas palabras de Goethe sobre el atardecer de cada
día: Alles nahe werde fern (Todo lo cercano se aleja). Sin prisa pero
sin pausa -¡otra cita goetheana!- me abandonaban las formas y los
colores del querido mundo visible. Perdí para siempre el negro y el
rojo, que se convirtieron en pardo. Me vi en el centro, no de la
oscuridad que ven los ciegos, como erróneamente escribe Shakespeare,
sino de una desdibujada neblina, inciertamente luminosa que propendía al
azul, al verde o al gris. Ya no había nadie en el espejo; mis amigos no
tenían cara; en los libros que mis manos reconocían solo había párrafos
y vagos espacios en blanco pero no letras.
The Simple Truth es el poemario más representativo y definitorio de Philip Levine, con el que el autor obtuvo en 1995 el prestigioso Premio Pulitzer de Poesía. Se trata de una colección de treinta y tres poemas divididos en tres secciones en las que Levine asocia hechos reales con elementos míticos o inventados que responden a la concepción que el autor tenía de la poesía «como indagación en la memoria».The Simple Truth es un libro sobre la relación entre la memoria y la realidad, una manera de agradecer y bendecir humildemente todo aquello que ocurrió y que en cierta medida ha contribuido a configurar la realidad presente, la vida corriente con sus personajes cotidianos y ordinarios.
Clanton, Mississippi, 1990. Stuart Kofer, ayudante del sheriff, se considera intocable. Aunque, cuando bebe más de la cuenta, algo bastante habitual, vuelca sus ataques de ira en su novia, Josie, y los hijos adolescentes de esta, el código de silencio de la policía siempre le ha protegido.
Pero, una noche, tras golpear a Josie hasta dejarla inconsciente en el suelo, su hijo Drew sabe que solo tiene una opción para salvar a su familia. Cogeuna pistola y decide tomarse la justicia por su mano.
En Clanton, no hay nada que suscite más odio que un asesino de policías… excepto, quizá, su abogado. Jake Brigance no quiere encargarse de este caso imposible, pero es el único con suficiente experiencia para defender al chico.
Y cuando comienza el juicio, parece que solo hay un resultado en el horizonte para Drew: la cámara de gas. Pero, como la ciudad de Clanton descubre una vez más, cuando Jake Brigance se hace cargo de un caso imposible… todo es posible.
Clanton, Mississippi, 1990. Stuart Kofer, ayudante del sheriff, se considera intocable. Aunque, cuando bebe más de la cuenta, algo bastante habitual, vuelca sus ataques de ira en su novia, Josie, y los hijos adolescentes de esta, elcódigo de silencio de la policía siempre le ha protegido.
Pero, una noche, tras golpear a Josie hasta dejarla inconsciente en el suelo, su hijo Drew sabe que solo tiene una opción para salvar a su familia. Cogeuna pistola y decide tomarse la justicia por su mano.
En Clanton, no hay nada que suscite más odio que un asesino de policías… excepto, quizá, su abogado. Jake Brigance no quiere encargarse de este caso imposible, pero esel único con suficiente experiencia para defender al chico.
Y cuando comienza el juicio, parece que solo hay un resultado en el horizonte para Drew: la cámara de gas. Pero, como la ciudad de Clanton descubre una vez más, cuando Jake Brigance se hace cargo de un caso imposible… todo es posible.