Estas novelas "huérfanas" -como mascullaba en sus diarios el autor- fraguan la epopeya conocida como Los Años Setenta con destellos de la materia más cotidiana y perenne: el goce de ser una víctima y llorar lágrimas de cocodrilo; la pasión del cash, nunca tan intensa como cuando el dinero se esfuma en los vértigos de la inflación, el juego o el despilfarro; el pelo como ícono frívolo-político, lacio-burgués o afro-revolucionario, y cierta peluca célebre por participar del secuestro que inauguró la década en cuya órbita legendaria, nos guste o no, seguimos moviéndonos.
Reunidas por primera vez en un solo volumen, Historia del llanto, Historia del pelo e Historia del dinero narran cómo se forma una sensibilidad al calor de un puñado de pasajes decisivos: del colegio privado a la solidaridad socialista; de la novela familiar a la intemperie del mundo social; de la ilusión amorosa al desencanto; del culto de la imagen al duelo; de la ostentación y la opulencia a una bancarrota que es mucho más que financiera.
Lúcido hasta el extravío, Pauls dirige su haz de luz directo a los ojos de quien lee para que en la ceguera aprecie la materia risible de la que se nutre toda experiencia humana. La singular. Y la política.
Todo un homenaje a la tierra natal del autor en tres fabulosas novelas de madurez.
El presente volumen reúne las tres novelas que Camilo José Cela ambientó en Galicia: Mazurca para dos muertos (1983), La Cruz de San Andrés (1994) y Madera de Boj (1999). La primera narra la trágica historia de la muerte de dos hermanos y de una venganza, con personajes variopintos y un folclore rural que recuerda La familia de Pascual Duarte. En La Cruz de San Andrés, la protagonista hace una estremecedora confesión que abarca desde el sexo y la frustración hasta la locura y la muerte. Por último, Madera de Boj se ubica en un territorio liminar, entre la vida y la muerte, el mar y la tierra, para acercarnos al flujo y reflujo que caracteriza la existencia de muchos habitantes de la costa marítima gallega.
Primero fue Reuben, lobo feroz con sierras en lugar de dientes; luego Archer, rubio, bello y letal; y finalmente llegó Frosty, una bola afable y rencorosa. Son los tres perros salvajes y leales que llegan a casa de los Zusak para poner patas arriba a la familia y, al mismo tiempo, completarla. Lo que sigue resulta inevitable: peleas callejeras, rifirrafes en el parque, daños corporales y psicológicos, tragedia y amor encarnizados, pero, sobre todo, la configuración de una constelación de afectos en torno a la necesidad humana (y animal) de pertenecer a un clan.
Trilogía es un libro hipnótico. Para Jon Fosse escribir es como rezar, y para el lector, leer Trilogía significa entrar en una profundidad desconocida. Con un lenguaje sencillo y un narrador único, Fosse nos cuenta la historia de una pareja de adolescentes que va a tener un hijo y que intenta sobrevivir sin nada en un mundo hostil.
Con esta historia entendemos que significa no tener nada y la mirada despiadada de la sociedad , pero también revivimos de forma exquisita el primer amor, la experiencia de empezar la vida.on esta historia entendemos qué significa la indefensión y nos hacemos conscientes de la mirada despiadada de la sociedad, pero también revivimos de forma exquisita el primer amor, la experiencia de empezar la vida.
«Tuve la suerte de no ser deportado a Auschwitz hasta 1944, después de que el gobierno alemán hubiera decidido, a causa de la escasez creciente de mano de obra, prolongar la vida media de los prisioneros que iba a eliminar.» Así comienza Si esto es un hombre, crónica en lenguaje mesurado y sobrio de la espera de la nada, la privación cotidiana, el olvido de la condición humana de los prisioneros de los campos de exterminio nazis.
Completan la Trilogía de Auschwitz dos obras posteriores: La tregua (1963), relato picaresco de las tribulaciones de un grupo de italianos, liberados de los campos nazis, que recorren durante meses los caminos de Europa central en compañía del Ejército Rojo, y Los hundidos y los salvados (1986), un ensayo en el que Primo Levi trata de comprender las condiciones y circunstancias que permiten la degradación del ser humano.
Criada en el seno de una familia humilde en el barrio obrero de Vesterbro, en Copenhague, durante el difícil periodo de entreguerras, Tove Ditlevsen tuvo que lidiar durante años con la tensión entre su vocación como escritora y sus roles como hija, esposa y madre, así como con el abuso de alcohol y medicamentos. Todo ello la llevó a escribir sobre la experiencia y la identidad femeninas de una manera adelantada a su tiempo. Se suicidó en 1976, dejando atrás una vida apasionante y una de las obras más importantes y singulares de la literatura europea del siglo XX .
Trilogía de Copenhague reúne por primera vez en castellano, en un solo volumen, Infancia, Juventud y Dependencia, las tres novelas biográficas fundamentales de Ditlevsen. Un tríptico valiente y honesto; un ejercicio pionero de la escritura confesional que explora temas como la familia, el sexo, la maternidad, la adicción y las dificultades para ser artista y mujer.
La trilogía que integran MI FAMILIA Y OTROS ANIMALES, BICHOS Y DEMÁS PARIENTES y EL JARDÍN DE LOS DIOSES, también conocida como «Trilogía de Corfú», es un canto tan desbordante como regocijante a la alegría de vivir, a la naturaleza y a la luz del Mediterráneo, y al gozo de una adolescencia libre y plena. La isla griega, un paraíso en medio de los crispados años que precedieron a la Segunda Guerra Mundial, alberga a una singular galería de personajes, como el cáustico Larry (Lawrence Durrell, el futuro autor del «Cuarteto de Alejandría») y sus estrafalarias amistades, mamá Durrell y su inagotable sentido común, o Spiro, el corfuano angloparlante, junto con toda una serie de animales retratados como sólo puede hacerlo quien a lo largo de toda una vida los ha considerado con inteligencia y ternura.
«Por fin voy a evocar toda aquella locura argentina, a todos aquellos seres arrebatados por la violencia. Me decidí a hacerlo porque muy a menudo pienso en los muertos, pero también porque sé que no hay que olvidarse de los sobrevivientes.»
Por fin se publican reunidas en un solo volumen las tres novelas con las que Laura Alcoba ha narrado una infancia ―su infancia― y, con ella, también la historia de la época más convulsa de la Argentina contemporánea: La casa de los conejos, El azul de las abejas y La danza de la araña. Aquí palpita una memoria viva y llena de claroscuros que nace en 1975, poco antes del inicio de la dictadura argentina, atraviesa el exilio en Francia y alcanza hasta la llegada de la adolescencia en un país que quizá ya sea el propio, pero quizá no.
Esta historia a caballo entre un lado y otro del océano, siempre anhelando una patria imposible, tiene la carga de emotividad que solo el recuerdo de la infancia o la mejor literatura pueden invocar. Ambos están presentes aquí con una fuerza y una finura únicas. Todo un fenómeno editorial en Francia y ya un clásico de la literatura autobiográfica más reciente.
Para Max Brod, hay un denominador común indudable en las tres novelas de su amigo Franz Kafka: la situación del acusado en El proceso, la del intruso y extraño en El castillo, el desamparo e inocente inconsciencia de El desaparecido en la tumultuosa América… En las tres obras se muestran distintas facetas de la circunstancia del hombre moderno. De ahí que las tres novelas configuren la Trilogía de la soledad que Kafka nos legó.