La primera impresión de Mi querida Lucía es una preciosa edición limitada en tapa dura con sobrecubierta en acabado soft touch luminiscente. Una vez expuesta al sol, permite que se resalten elementos destacados de la cubierta, lomo y sobrecubierta en la oscuridad.
Además, esta edición contará con dedicatoria manuscrita impresa de la autora en su interior.
Aquel sofocante verano de 2002, Lucía Romasanta, astróloga, madre soltera y redactora de la sección del horóscopo con más éxito del país, recibe una perturbadora carta de un admirador anónimo. Un texto manuscrito que la hace directamente responsable de la muerte de una desconocida en caso de que no tome partido.
Destrozada por la muerte de su madre y, al mismo tiempo, desconcertada y «más que un poco avergonzada» por la intensidad de su reacción, Arundhati Roy comenzó a escribir estas memorias en un intento de comprender sus sentimientos hacia la madre de la que huyó a los dieciocho años, «no porque no la amara, sino para poder seguir amándola».
Así empieza esta historia asombrosa, el libro que Roy lleva «escribiendo toda la vida», un texto radicalmente honesto, divertido y profundamente conmovedor. Con la amplitud, el alcance y la profundidad de novelas tan icónicas como El dios de las pequeñas cosas, este libro es un canto a la libertad y un homenaje al amor espinoso, un último abrazo entre madre e hija.
No son en realidad cien relatos (uno para cada año) los que componen el libro, sino más bien cien viñetas, cien escenas, cien grabaciones que reflejan, cada una, un momento histórico determinado.
En esta supuesta transcripción de múltiples voces que recorren escalas sociales y geografías diversas, no hay nada de moralizador, aunque se advierta siempre detrás un pensamiento crítico y una ironía. «Yo, intercambiado conmigo, estuve presente año tras año», es el comienzo significativo.
Como de costumbre, Grass confía en sus lectores y no cree necesario explicarles cada personaje ni decirles en qué contexto han de situar cada frase, sabiendo que su libro podrá leerse a distintos niveles de conocimientos históricos y experiencia política.
«La lluvia seguía golpeando en la ventana, constante y gris, arrebujada en sí misma como un caracol dentro de su concha. Sentí que en tus ropas estaba tu presencia esquiva, tu espíritu que se escapaba».
A partir de diecinueve fotografías de Nueva York, la autora narra la vida de Lola, una joven a quien su madre dejó a los ocho años para perseguir una carrera como actriz en la Gran Manzana. Marcada por este abandono primigenio, Lola ha vivido una vida de complejos y carencia emocional. Todo cambia cuando recibe la llamada de un desconocido que le advierte de que su madre ha desaparecido y se embarca en la difícil labor de hallar a una mujer que apenas conoce. El viaje de Lola será hacia lo más profundo de la esencia humana y de sí misma. Una travesía donde no todo es lo que parece.
Susane, abogada de cuarenta y dos años, recibe una visita de Gilles Principaux. Cree reconocer en este hombre al chico al que amó locamente cuando ella tenía diez años y él catorce, pero no logra recordar qué sucedió realmente en la habitación del joven. ¿Acaso, como siempre ha sugerido su padre, fue víctima de abusos? En su memoria tan solo subsiste la huella de una pasión cegadora. Más de treinta años después, Gilles Principaux acude a su despacho para que asuma la defensa de su esposa, una madre ejemplar que, sin motivo aparente, ha ahogado a sus tres hijos en la bañera. Otros personajes misteriosos rodean a Susane, en especial Sharon, una joven inmigrante de las islas Mauricio que le limpia la casa y la trata de manera distante y exigente, a pesar de los esfuerzos de Susane por ayudarla a regularizar su situación. Susane se verá inmersa en una realidad hostil y asfixiante y descubrirá poco a poco quién es en verdad Gilles Principaux.
Los personajes de Marie NDiaye viven perseguidos por una culpa lacerante, sometidos a un juicio implacable sin conocer la naturaleza ni el alcance de su presunto crimen. Una lógica indescifrable determina la existencia de estos seres extraños, en ocasiones monstruosos y sin embargo tan parecidos a nosotros, que buscan ser algo más que meras víctimas de sus circunstancias.
Marina y María viven mil y una vidas de lunes a viernes dentro y fuera de la redacción y todavía les sobra tiempo para que les sucedan todo tipo de situaciones surrealistas de las que no solo escapan sin despeinarse, sino que terminan con cardado y laca.
Dos libra sin carnet de conducir, parecidas por fuera, pero diferentes por dentro, reporteras kamikazes, divertidas, exigentes, y, sobre todo, caóticas. Solo ellas son capaces de anteponer su espíritu aventurero e informativo a cualquier plan: cambiar un vuelo a Ibiza por otro a La Palma con volcán en erupción incluido, marcharse de la noche a la mañana a Rusia a cubrir una guerra aun a riesgo de no llegar a la boda de su amiga o participar en una carrera ilegal de coches con una cámara oculta…