Los misterios de la taberna Kamogawa es una de las novelas más apetitosas que vas a leer jamás. Una historia llena de ternura sobre una pareja de detectives formada por el padre y la hija del Kamogawa Shokudo, un restaurante escondido en Kioto, que siempre está lleno. El éxito entre la clientela radica en que este dúo singular se ha especializado en preparar exactamente el plato que el público anhela y recuerda de su pasado y no es capaz de reproducir o encontrar. Y lo hacen investigando la historia de la persona en cuestión. Kamogawa Koishi y su padre Nagare, antiguo detective, escuchan las confidencias de sus comensales, que anhelan revivir un momento mágico, y recrean los platos cocinados por sus seres queridos, en una novela deliciosa en todos los sentidos.
El 8 de enero de 1982, la escultora colombiana Feliza Bursztyn murió en un restaurante de París. Tenía cuarenta y ocho años. En el momento de su muerte repentina la acompañaban su marido y cuatro amigos. Uno de ellos, el escritor Gabriel García Márquez, publicó días después un artículo que incluía tres palabras en apariencia simples, pero misteriosas en el fondo: «Murió de tristeza».
Juan Gabriel Vásquez parte de esas palabras para investigar en la vida secreta o desconocida de una mujer extraordinaria. Feliza Bursztyn se enfrentó siempre a la sociedad en la que le tocó vivir. Hija de una pareja de judíos expatriados en Colombia, artista revolucionaria en un tiempo de revoluciones políticas, mujer de espíritu libre en un mundo que desconfiaba de la libertad de las mujeres, llevó una existencia que puso en escena las grandes tensiones del siglo XX y, sobre todo, el deseo de ser dueña de sí misma.
En Los nombres de Feliza el autor funde con maestría la autobiografía, la realidad y la imaginación para entregar al lector una ficción asombrosa y desgarradora sobre cómo la vida íntima de un ser humano se ve inevitablemente arrollada por las fuerzas de la historia y la política.
ROMA LO EXIGE TODO.
EN ROMA TODO ESTÁ EN VENTA.
MALDITA SEA POR SIEMPRE ROMA.
Mare Internum, año 75 a. C. Un barco mercante navega rumbo a la isla de Rodas. A bordo, Julio César acompañado sólo por su fiel Labieno. Obligado por sus enemigos a exiliarse de Roma, se dirige al encuentro con el maestro Apolonio para aprender oratoria y de este modo, a su regreso, iniciar una feroz pugna para ingresar en el Senado y enfrentarse allí al temido Cicerón.
Así arranca la extraordinaria segunda entrega de la saga dedicada a Julio César por Santiago Posteguillo. En Maldita Roma encontraremos ya al mito en la plenitud de su talento político y militar, dispuesto a vencer cualquier obstáculo en su imparable conquista del poder.
Este es un relato sin tregua en el que viviremos ataques piratas, el enfrentamiento con Espartaco en la rebelión de los esclavos, grandes batallas en las que sentiremos el olor de la sangre y el estruendo de los gladios. Comprenderemos los hábiles manejos de César para ascender en política y asistiremos, incluso, al nacimiento de la reina Cleopatra a orillas del Nilo.
Una novela magistral que nos habla sobre el auténtico precio del poder. Y es que Julio César está a punto de aprender que Roma lo exige todo, hasta su bien más preciado, lo único que él no está dispuesto a entregar. Pero Roma no negocia con nadie. Ni con César. Maldita Roma.
Düsseldorf, 1853. El joven artista Lars Hertervig, alumno de Hans Gude en la Academia de Arte de Düsseldorf, está encerrado en su habitación, paralizado por la ansiedad que le provocan las clases de arte y el amor irracional que siente hacia Helene Winckelmann, la hija de su casera. La fijación de Lars por Helene, marcada por alucinaciones y furiosos delirios sexuales, obliga a la familia de la joven a expulsarlo de la habitación donde se hospeda. Sin ningún lugar adonde ir, Hertervig deambula entre un café donde soporta las burlas de sus compañeros de la academia y el apartamento de los Winckelmann, en el que intenta desesperadamente ser admitido de nuevo: una especie de limbo que lo lleva a un inexorable estado de locura.
Melancolía es una ficcional, salvaje y febril invocación del artista noruego del siglo XIX Lars Hertervig, que pintó paisajes bañados de luz, sufrió una enfermedad mental y murió pobre en 1902. Galardonada con el Melsom Prize y el Sunnmøre Prize, está considerada una de las grandes novelas de quien ha sido llamado «el Beckett del siglo XXI»( Le Monde).
Una novela ingeniosa y encantadora de Herve Le Tellier que explora la naturaleza del amor a partir de los cuarenta al más puro estilo de Woody Allen. Anna y Louise podrían ser hermanas, pero no se conocen. Las dos están casadas, son madres y son razonablemente felices en sus relaciones de pareja. Casi el mismo día, Anna se cruza con un escritor, Yves, y Louise conoce a Thomas. Sus vidas van a verse completamente alteradas por la deliciosa e inconveniente llegada del amor. Con 40 años todavía es posible caer rendido al amor y reescribir el propio destino, pero ¿a que precio? Provocadora, sofisticada y, por encima de todo, divertida y entretenida, No hablemos más de amor explora la euforia del deseo a través de las trayectorias de sus personajes.
«Se expuso al pasmo de las lunas y a la insolación en los desiertos de salitre, a vendavales y tormentas eléctricas, vivió aguaceros interminables bajo las enramadas de la selva, probó la electricidad de los gimnotos y succionó venenos de serpiente, estuvo a punto de ahogarse en los raudales del Orinoco y en las tormentas de Barú, sintió el abismo desde el lomo de las mulas en los desfiladeros del Quindío, afrontó los escorpiones del Cauca, las ranas venenosas de Dagua, las noches de mosquitos del Magdalena, y no solo volvió más fuerte a Europa, sino que disfrutó por décadas de una salud tan envidiable, que hubo quien pensó que aquel baño de peligros lo había inmunizado contra la muerte».