Jackson Brodie se ha mudado a un tranquilo pueblo costero en North Yorkshire, donde cuenta con la ocasional compañía de su hijo Nathan, adolescente recalcitrante, y su viejo labrador Dido, ambos a discreción de su expareja Julia. Un escenario pintoresco... pero en el que algo oscuro acecha entre bastidores.
El trabajo actual de Jackson, recopilar pruebas acerca de un marido infiel para su desconfiada esposa, parece sencillo, pero un encuentro fortuito con un hombre desesperado en un acantilado que se está desmoronando dará lugar a una red de lo más siniestra y lo conducirá hasta alguien de su pasado. Viejos secretos y nuevas mentiras se entrecruzan en esta impresionante novela policíaca, a la vez profundamente divertida y dolorosamente triste, escrita por una de las autoras más deslumbrantes y sorprendentes de la actualidad.
Tres personajes se dan cita en un Buenos Aires perturbador. El verano y la humedad azuzan la violencia en la ciudad, una tormenta que amenaza pero que nunca acaba de desatarse. Alejandro, un escritor ya en la madurez y desencantado, estampa su automóvil contra un preso. Y este acto violento, aunque de alguna extraña manera natural, pone en marcha un mecanismo secreto que lo conecta con Ángel, practicante de un culto ancestral. Ángel viene del norte para ocupar un cargo en la policía metropolitana, y descubre que no se trataba del puesto que había imaginado, pero se siente poseedor de cierta sabiduría heredada de su abuela, unas creencias que le permiten oír el lamento de los muertos. Y este círculo lo concluye la llegada de Mariana, hija de Alejandro, que se verá involucrada en una de las cacerías de su padre. Cozarinsky nos lleva de la mano por una ciudad que se aproxima al apocalipsis, un mundo entre real y fantástico, que toma el pulso con brillantez a la deriva de la sociedad occidental de los últimos años.
He aquí una de las novelas más importantes del siglo XX y una de las aventuras literarias más fascinantes de todos los tiempos. Millones de ejemplares de Cien años de soledad leídos en todas las lenguas y el Premio Nobel de Literatura coronando una obra que se había abierto paso "boca a boca" -como gustaba decir el escritor- son la más palpable demostración de que la aventura fabulosa de la familia Buendía-Iguarán, con sus milagros, fantasías, obsesiones, tragedias, incestos, adulterios, rebeldías, descubrimientos y condenas, representaba al mismo tiempo el mito y la historia, la tragedia y el amor del mundo entero.
«Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.»
Con esta cita comienza una de las novelas más importantes del siglo XX y una de las aventuras literarias más fascinantes de todos los tiempos. Millones de ejemplares de Cien años de soledad leídos en todas las lenguas y el premio Nobel de Literatura coronando una obra que se había abierto paso «boca a boca» -como gustaba decir el escritor- son la más palpable demostración de que la aventura fabulosa de la familia Buendía-Iguarán, con sus milagros, fantasías, obsesiones, tragedias, incestos, adulterios, rebeldías, descubrimientos y condenas, representaba al mismo tiempo el mito y la historia, la tragedia y el amor del mundo entero.
«Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo».
Con estas palabras empieza la novela ya legendaria en los anales de la literatura universal, una de las aventuras literarias más fascinantes de nuestro siglo. Millones de ejemplares de Cien años de soledad leídos en todas las lenguas y el Premio Nobel de Literatura coronando una obra que se había abierto paso «boca a boca» -como gusta decir al escritor- son la más palpable demostración de que la aventura fabulosa de la familia Buendía-Iguarán, con sus milagros, fantasías, obsesiones, tragedias, incestos, adulterios, rebeldías, descubrimientos y condenas, representaba al mismo tiempo el mito y la historia, la tragedia y el amor del mundo entero.
En el quincuagésimo aniversario de su publicación original, la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española rescatan su edición conmemorativa de esta obra maestra de la literatura del siglo XX.
Pertenece a la serie "Edición conmemorativa de la RAE y la ASALE"
En 2007, coincidiendo con el octogésimo cumpleaños de Gabriel García Márquez, la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española prepararon esta edición conmemorativa de Cien años de soledad publicada por Alfaguara. Se trata de la última versión que revisó y corrigió personalmente el autor de este clásico contemporáneo sin igual en nuestra lengua.
Hoy, una década más tarde y tras haber pasado varios años lejos de las librerías, la edición vuelve a estar en disposición de los lectores para celebrar el quincuagésimo aniversario de su publicación.
En esta edición, la obra de García Márquez viene acompañada de espléndidos textos críticos de autores de la talla de Mario Vargas Llosa, Álvaro Mutis, Carlos Fuentes, Víctor García de la Concha, Claudio Guillén y Sergio Ramírez, entre otros.