Una obra capital de la literatura alemana llena de humor y con una lectura de plena actualidad.
Hans Schnier es un artista venido a menos. Su mujer, Marie, le ha dejado por otro, y se ha llevado con ella su única posibilidad de ser feliz. Al borde del fracaso y de la quiebra económica, Hans regresa a Bonn, a su casa, después de su última y fallida representación. Una vez allí, empieza a llamar a todos sus conocidos con la esperanza de que alguien le ayude a localizar a Marie. Entre llamada y llamada los recuerdos de toda una vida van abriéndose paso hasta el lector: la muerte de su hermana, la mala relación con su adinerada familia, su juventud con Marie... Y, de telón de fondo, el desencanto con la situación moral, política y religiosa en Alemania después de la Segunda Guerra Mundial.
Shimamura regresa al País de Nieve atraído por la belleza de la estación y el tradicional estilo de vida. Pero vuelve especialmente por Komako, una joven aprendiz átgeisha que conoció en un viaje anterior. El es un hombre rico, de mediana edad, que intenta escapar de un matrimonio sombrío y de su vida en Tokio. Ella, una bellísima mujer vulnerable a sus propias emociones, que madura ante los ojos de su amante. El amor apasionado que Shimamura despierta en Komako le plantea un dilema: incapaz de corresponderlo, pero a la vez fascinado por su intensidad, optará por repetir y prolongar su estadía en las termas aprovechando la distancia perfecta que le ofrece la relación huésped-geisha. Un tercer personaje, la misteriosa Yoko, teje su destino al de la pareja, con el blanco de la nieve como trasfondo y presencia continua.
Partiendo de un hecho real, que le narraron dos anarquistas huidos de la España franquista, Onetti construye una historia tensa en la que un hombre y una niña deben escapar juntos a través de una ciudad extraña... En su viaje obligado, pesan los muertos que se van aucumulando en su conciencia. Para esta noche es una novela que hilvana con maestría situaciones y personajes verídicos en una trama atravesada por elementos fantásticos.
Paterson es un poema-libro dividido en cinco parte, con una estructura orgánica. Es la obra fundamental de Williams y en la que estuvo trabajando durante casi veinte años. Esta edición incluye también los fragmentos de lo que habría de ser el libro IV. El poema es una obra con pretensión de escritura total: dar razón de una tierra, de la historia de una ciudad se intentan rastrear las huellas de toda historia americana. El lenguaje está integrado en el experimento narrativo, y Williams lo fuerza, lo distorsiona y lo pone al servicio de los acontecimientos.
Virtudes y crímenes son intercambiables entre sí y reversibles: la naturaleza desdoblada del pecado, sus varias caras de poliedro.
Como sacados de un cuadro de El Bosco, los protagonistas de este libro son Arcángel, el adolescente asesino; Luis B. Campocé, el ejecutivo adúltero; Emma, la descuartizadora; una pareja incestuosa; un verdugo apodado La Viuda; las Susanas, tres hermanas indiferentes o vanidosas, y el Siríaco, profeta soberbio.
La perturbadora y ambigua idea de pecado se encarna en todos ellos. El jardín de las delicias ha dejado de estar colgado en el museo y se muestra más real que nunca, vivido por estos personajes de carne y hueso que nos confiesan al oído su particular relación con el mal. ¿Hasta qué punto son culpables? Sobre el lector recaerá el reto moral de condenarlos o, tal vez, de indultarlos.
Con la fuerza y la sensibilidad que caracterizan su literatura, Laura Restrepo indaga en la complejidad ética de la transgresión a través de una narración inquietante, original, por momentos aterradora y al mismo tiempo dulcemente humana. Cada pecado trae consigo su correspondiente culpa, pero también su gota de alivio.
"Desconcertante, lista a inquietar a la crítica, está ya en los escaparates la primera novela de Juan Rulfo, Pedro Páramo, que transcurre en una serie de transposiciones oníricas, ahondando más allá de la muerte de sus personajes, que uno no sabe en qué momento son sueño, vida, fábula, verdad, pero a los que se les oye la voz al través de la "perspicacia despiadada y certera" de tan sin duda extraordinario escritor." Con estas palabras iniciaba Edmundo Valadés la primera reseña de Pedro Páramo, aparecida el 30 de marzo de 1955 y conservada por Rulfo entre sus papeles.