Cuando Edie Ledwell, angustiada y con aspecto descuidado, aparece en la oficina suplicando hablar con la detective privada Robin Ellacott, ésta no sabe muy bien cómo afrontar la situación. Edie, cocreadora de una popular serie de dibujos animados llamada Un corazón tan negro, está siendo acosada por internet por un misterioso personaje llamado Anomia, del que está desesperada por descubrir su identidad.
Robin decide que no puede ayudarla y no vuelve a pensar en ello hasta que, unos días más tarde, Edie aparece apuñalada y muerta en el cementerio de Highgate, el escenario de la serie Un corazón tan negro.
Robin y su socio Cormoran Strike se ven entonces envueltos en la búsqueda de la verdadera identidad de Anomia. Pero, con una compleja red de nombres falsos en línea, intereses comerciales y conflictos familiares que resolver, Strike y Robin trabajan en un caso que pone a prueba sus poderes de deducción y los expone a una amenaza insospechada.
- Érase una vez una mujer que lo tenía todo y un chico que no tenía nada.
- Érase una vez una historia de amor entre el éxito y la duda.
- Érase una vez un cuento perfecto.
Elísabet Benavent, @BetaCoqueta, vuelve al panorama de la literatura con una novela que explora el significado del éxito en la vida y reflexiona con ironía y humor acerca de las imposiciones sociales, la presión del grupo y la autoexigencia que, aunque cueste creerlo, no es sinónimo de felicidad.
Con un ardiente beso, los muros que separaban a Alizeh, la heredera perdida del antiguo reino de los jinn, y a Kamran, el príncipe heredero al trono arduniano, se han desmoronado. Al igual que sus respectivas vidas.
El abuelo de Kamran, rey de Ardunia, ha muerto y su terrible pacto secreto con el diablo ha salido a la luz. Cyrus, el misterioso noble de cabellos cobrizos, ha secuestrado a Alizeh y la ha llevado al reino vecino de Tulán, donde él es el rey. Cyrus también ha hecho un pacto con el diablo, que obligará a Alizeh a traicionar sus sentimientos por Kamran para reclamar su posición como reina de los jinn.
Alizeh no quiere tener nada que ver con Cyrus ni con su trato con Iblís. Pero, estando atrapada en Tulán y tentada por la promesa de cumplir su destino como heredera al trono, se ve obligada a considerar la posibilidad de dejar a un lado sus sentimientos y convertirse, por fin, en la reina que su pueblo necesita.
Mientras tanto, Kamran trata de recomponer su imperio, ahora dividido. Frente a todo un aluvión de traiciones, lo único que tiene por seguro es que debe viajar a Tulán para vengar a su abuelo. Confía en que Alizeh lo esté esperando allí. y que no se haya convertido todavía en la reina del monarca tulaní.
El destino de todo un reino está en sus manos. La segunda parte del romance fantástico Un reino de promesas malditas.
La esperada continuación de Un reino de promesas malditas.
Más allá de los muros del castillo sale el sol y los pájaros cantan, pero el Palacio Dorado está cubierto por un velo de noche. Mi noche. Mi oscuridad. Mi poder.
Tras todo lo que he vivido desde que llegué a Feéra para encontrar a mi hermana, jamás pensé que la traición se enroscaría en mi corazón de esta forma. He caído en la peligrosa red de mentiras que yo misma tejí por culpa de lo que siento por Ronan y Finn, los dos príncipes en quienes no confío. Pero no me importan la profecía ni mi destino implacable. El poder que corre por mis venas es más fuerte que nunca y ahora no podrán detenerme.
Incluso los leones tienen miedo...especialmente a la hora de irse a dormir, cuando se imaginan que hay fantasmas bajo la cama y monstruos en el armario. Pero no existe un miedo tan grand4e que no pueda superar con la ayuda de un buen amigo.
Un lugar, pero ¿qué lugar? ¿Un lugar donde han pasado cosas, cosas horribles? ¿Un sitio concreto en el que han borrado y aún borran las huellas, pero que sigue cargado de memoria, una memoria enterrada como enterraron los cuerpos, replegado bajo un suelo allanado? Hace tiempo que Ucrania está llena de esos 'lugares inconvenientes' que molestan a todo el mundo: crímenes del estalinismo, crímenes nazis, crímenes de los nacionalistas, crímenes rusos; en este territorio herido que sólo aspira a algún tipo de paz y normalidad, las masacres no se detienen. Antes de que Rusia invadiese Ucrania, Antoine d'Agata y yo habíamos empezado a recorrer Babyn Yar, el lugar en que en 1941 masacraron a los judíos de Kyiv, y luego a decenas de miles de otras víctimas. La guerra interrumpió nuestro trabajo. No tardamos en retomarlo, de otra manera, en otro lugar, la pequeña ciudad de Bucha, a las afueras de Kyiv, tristemente famosa tras el descubrimiento de las atrocidades allí perpetradas por las fuerzas de ocupación rusas. Otra vez un lugar en el que pasaron cosas, otra vez un lugar donde borran las huellas, cuanto antes mejor. Circulen, circulen.