En Breve historia de la historia, el aclamado historiador Jeremy Black busca revitalizar y redefinir nuestras ideas sobre la historia. Las historias que contamos sobre el pasado son un aspecto crucial de todas las culturas. Sin embargo, si bien el proceso tradicional de narración de historias (lo que consideramos "historia" en el sentido correcto) es útil, pero también es engañoso, sobre todo porque conduce a la repetición de prejuicios y desinformación.
Jeremy Black sugiere que la idea convencional de historia y de historiadores está construida de una forma demasiado simplista, ya que no logra abordar la naturaleza amplia de la experiencia vivida. Al centrarnos en una idea o historia singular dentro de la historia que se explora, no logramos comprender la interconectividad de la experiencia cotidiana.
Este libro desafía las normas aceptadas de la perspectiva histórica y ofrece una visión de la historia humana que sorprenderá a muchos y, quizás, enfurecerá a otros. Pero, sobre todo, es una historia de historiadores escrita para la actualidad, una época en la que el tradicional enfoque eurocéntrico de la historia parece ahora totalmente inapropiado.
Una bella, emotiva y comprometida reivindicación de la oscuridad como un espacio de libertad, resistencia, conocimiento y transgresión.
En nuestra cultura, tendemos a relacionar la oscuridad con el mal, el miedo, la ignorancia y la barbarie, pero en ocasiones puede ser un refugio acogedor. Sucede con las salas de cine, santuarios en los que se forjan mitos, deseos e ideales, templos del placer en cuya noche artificial podemos liberar nuestras emociones reprimidas y buscar respuestas que rara vez encontramos en la luz del día. En nuestro presente de pantallas múltiples, este libro reivindica – sin nostalgia ni resignación– los cines en los que los espectadores comparten esperanzas y angustias, sueños y pesadillas. La oscuridad de estas salas es iluminadora.
En este preciso momento estás orbitando alrededor de un agujero negro.
Rebecca Smethurst, galardonada investigadora de la Universidad de Oxford, arroja luz sobre el fenómeno más misterioso y emocionante de la astrofísica, y desarma los equívocos construidos a su alrededor para contarnos que los agujeros negros no son realmente negros. Que se parecen más a una mullida almohada que a una potente aspiradora. Que orbitamos alrededor del agujero negro supermasivo denominado Sagitario A*.