1442. Arnau Estanyol, nieto del protagonista de La catedral del mar, sirve con fervor al rey de Aragón en la conquista de Nápoles cuando los enemigos eternos de la familia aprovechan su ausencia para irrumpir en su palacio y atacar a su hijastra, la joven Marina, con consecuencias devastadoras para todos. Así arranca una deslumbrante novela épica que recorre la segunda mitad del siglo XV, unos años que supusieron el final del oscurantismo medieval y el inicio de un periodo más luminoso, el Renacimiento. Arnau Estanyol, descendiente de esos años oscuros, verá cómo el mundo se transforma a su alrededor, cómo cambia el arte de la guerra y cómo el amor es capaz de transformar el corazón más endurecido.
En la inmensa bibliografía mundial sobre Leonardo, faltaba una biografía definitiva sobre el genio de Da Vinci. Carlo Vecce colma esta laguna ofreciendo al lector el retrato más completo a través de descubrimientos inéditos, de nuevas perspectivas sobre su obra y de la voz de aquellos que le conocieron. Sus contemporáneos tienen aquí vida y sangre, y sus recuerdos trazan a través de los siglos el retrato más polifacético y más íntimo jamás escrito sobre la vida de Leonardo, marcada por la borrascosa relación con su padre, por sus amores secretos y sus dificultades para acceder a un mundo del arte al que le costó adaptarse. A todo ello, Vecce añade la voz del propio Leonardo, hecha de palabras e imágenes que fluyen en la escritura diaria de páginas en cuadernos, libretas y hojas sueltas en las que se relata a sí mismo, dando vida al mayor de sus inventos: una forma de comunicación global, entre la oralidad y la escritura, la palabra y la imagen, extraordinaria por su modernidad y a través de la que pretendía captar y representar la variedad y la transitoriedad de una naturaleza en perpetuo devenir. Una obra inmensa, proyección de una mente prodigiosa que, libre de todo esquema y prejuicio, deja abiertas todas las posibilidades y que hace de su biografía un auténtico canto a la libertad.
Democracia para realistas arremete contra la romántica teoría vulgar en la que se asienta el pensamiento contemporáneo sobre política y gobierno democráticos, ofreciendo una provocadora visión alternativa centrada en la naturaleza humana de los ciudadanos democráticos. Gracias a una amplia variedad de pruebas procedentes de las ciencias sociales, incluidos ingeniosos e inéditos análisis sobre temas que abarcan desde el aborto y los déficits presupuestarios hasta la Gran Depresión y los ataques de tiburón, Christopher Achen y Larry Bartels desmienten la imagen generalizada de ciudadanos concienciados que dirigen el rumbo del Estado desde las urnas de votación. Argumentan que los votantes -incluso los mejor informados y más implicados- eligen partidos y candidatos en función sobre todo de sus identidades sociales y lealtades partidistas, no de cuestiones políticas. Además, demuestran que los electores ajustan sus opiniones políticas e incluso sus propias percepciones sobre asuntos objetivos para que se correspondan con dichas lealtades. Cuando los partidos están más o menos igualados, las elecciones a menudo dependen de consideraciones irrelevantes o engañosas, como repuntes económicos o recesiones que escapan al control de los gobernantes; en esencia, los resultados son aleatorios. Así pues, los electores no dirigen el rumbo de las políticas públicas, ni tan siquiera de forma indirecta.