El Esencialismo es más que una estrategia de gestión del tiempo o una técnica de productividad. Es un enfoque disciplinado y sistemático para discernir lo que es absolutamente esencial, eliminar todo lo que no lo es y enfocarnos en las cosas que de verdad importan. En vez de tomar decisiones como reacción, el esencialista distingue deliberadamente las pocas cosas vitales de las muchas triviales, elimina lo que no es esencial para determinar en qué cosas puede rendir al máximo y luego quita los obstáculos para que las cosas esenciales fluyan de manera clara y ágil.
La búsqueda disciplinada de lo esencial no consiste en hacer más en menos tiempo. Consiste en invertir de la manera más inteligente posible el tiempo y la energía para rendir al máximo haciendo solo lo esencial. En definitiva, el Esencialismo es una actitud emprendedora, audaz y exitosa.
Tras cinco años de matrimonio y el nacimiento de su hijo Ramsés, Amelia Peabody y su marido Radcliffe Emerson han cambiado las aventuras arqueológicas en Egipto por una casa georgiana con jardín en la Inglaterra victoriana. Amelia, que nunca ha sido una dama convencional, afronta su flamante vida doméstica con más resignación que entusiasmo, pero la inesperada muerte de sir Henry altera sus planes hogareños. La viuda, lady Baskerville, acude a la pareja para que se pongan al mando de la excavación que capitaneaba su marido, quien había descubierto una tumba real intacta en Luxor. Pero a la muerte de sir Henry se suman otros extraños sucesos y empieza a circular el rumor de que una maldición se cierne sobre la tumba del faraón.
¿Cómo se convirtió el minimalismo en una tendencia decorativa? ¿En qué momento los uniformes de trabajo empezaron a venderse como artículos de moda? ¿Se puede ser cool con una remera blanca y unos jeans, independientemente de la marca? ¿Qué es, en definitiva, el buen gusto y quién lo define? Apoyándose en la filosofía, la sociología y la estética, citando algunos capítulos de Frasier o Los Soprano, o describiendo la decoración de las casas de Donald Trump y Kim Kardashian, la periodista británica Nathalie Olah investiga sobre las superficiales líneas que separan el buen y el mal gusto.