Un amor inquebrantable, excepto por la verdad.
Lizzie Young siempre ha sentido que era demasiado en todos los sentidos. Diagnosticada con trastorno bipolar a una edad temprana, nunca ha encajado en su familia, con sus amigos ni en su comunidad. Lizzie quiere que la acepten y la entiendan, pero como cuenta con poca gente de su lado, ha llevado sola el peso de sus cargas y traumas.
Cuando conoce a un chico atento en el autobús del instituto, parece que las cosas comienzan a mejorar por primera vez en su vida…
Hugh Biggs tiene la madurez y la sabiduría de alguien mucho más mayor. Un joven con una mente aguda y un firme código ético que ve algo en Lizzie Young a lo que no se puede resistir. Quiere serlo todo para ella y ayudarla a sobrellevar su carga. Y Lizzie quiere lo mismo.
El vínculo entre Lizzie y Hugh parece indestructible: tienen una química explosiva, su amor es intenso y su conexión, profunda, pero incluso el amor más verdadero puede verse afectado por fuerzas que escapan a su control.
Truman Capote fue un maestro de las formas breves y un agudo observador y cronista de su época. Las semblanzas que reúne en este volumen son una buena muestra de ambas virtudes. Capote escribe –a veces con ternura, otras con perfidia, siempre con un estilo admirable– sobre figuras que han conformado nuestro imaginario colectivo, trazando una serie de magistrales retratos como el dedicado a las andanzas japonesas de Marlon Brando durante el rodaje de Sayonara; el ya mítico perfil de Marilyn Monroe; una bellísima rememoración en claroscuro de Tennessee Williams; una emotiva aproximación a Elizabeth Taylor; un acercamiento a «esa leyenda moderna» que fue Jane Bowles y otro al arte fotográfico de Cecil Beaton.
Y son precisamente los retratos de otro fotógrafo, Richard Avedon, los que inspiran a Capote una serie de certeros perfiles, empezando por el del propio Avedon, y luego, pasando revista a un socarrón John Huston, un ambivalente Chaplin, una coqueta Coco Chanel, un moribundo Somerset Maugham, un errante Ezra Pound, una anciana y fascinante Isak Dinesen, una Mae West de carne y hueso, un Louis Armstrong captado desde la mirada infantil, un Gide que reflexiona sobre Cocteau, un Bogart retratado a través de sus palabras fetiche, un Picasso tan genial que podría provocar instintos asesinos y un Duchamp iconoclasta que bien podría ser su reverso.
The world outside has grown toxic, the view of it limited, talk of it forbidden. The remnants of humanity live underground in a single silo.
But there are always those who hope, who dream. These are the dangerous people, the residents who infect others with their optimism. Their punishment is simple. They are given the very thing they want: They are allowed to go outside.
After the previous sheriff leaves the silo in a terrifying ritual, Juliette, a mechanic from the down deep, is suddenly and inexplicably promoted to the head of law enforcement. With newfound power and with little regard for the customs she is supposed to abide, Juliette uncovers hints of a sinister conspiracy. Tugging this thread may uncover the truth . . . or it could kill every last human alive.