Un conjunto de apuntes autobiográficos que abarcan la geografía escrita de su vida de 1942 a 1972. Lo más parecido a una autobiografía del autor.
Aunque Truman Capote no llegó a escribir su autobiografía, los textos que componen Los perros ladran son lo más parecido a ello de que disponemos. Constituyen, en palabras del autor, «un mapa en prosa, una geografía escrita de mi vida desde 1942 hasta 1972». Y es que, al principio de su carrera, Capote tuvo una existencia errante que le llevó por Italia, España, Tánger, Haití: sus apuntes sobre esos lugares, junto con sus impresiones de la Nueva Orleans y Nueva York de su infancia y adolescencia, bajo el rótulo Color local, dibujan, con pinceladas impregnadas de una peculiar poesía, una perspectiva poco conocida del autor. Por sus páginas desfilan personajes distinguidos, como André Gide, Cecil Beaton, Colette o Greta Garbo, y también otros anónimos, aunque igualmente antológicos.
Más allá de la transformación insólita de Gregor Samsa en un escarabajo, La metamorfosis es la representación de la soledad y el aislamiento del hombre moderno, por eso esta obra sigue vigente hoy, tras un siglo después de su publicación. Majestuoso en su simplicidad, pero realista y cruel a la vez, este texto sigue suscitando miles y miles de páginas acerca de su misteriosa interpretación.
Si hubiera tenido más tiempo, hubiera escrito una carta más corta», afirmó Pascal. Hoy lo breve nos invita, en medio de una sociedad enferma de frenesí, a detenernos: ante el epitafio enigmático de una lápida, ante el aforismo que sugiere sin decir, ante la pancarta que nos golpea con el alma de su lucha.
Una mariposa nace, vive y muere en apenas unos días. Aunque efímero, contemplamos su vuelo con asombro. Y el aleteo de sus alas, como dice el proverbio chino, «se puede sentir al otro lado del mundo». La tesis de este libro es sencilla: lo breve entraña lo profundo.
Rainer Maira Rilke es uno de los creadores más determinantes de la literatura del siglo XX. Las nuevas dimensiones del lenguaje y de la forma, explorada y fijadas con su poesía, han ejercido una influencia concluyente. En plena crisis sentimental, tras su fracasado matrimonio, marchó a París donde conoce al escultor A. Rodin en 1905, con quien trabaja como secretario y del que aprende la severa concepción de la creación artística, la disciplina moral y la observación objetiva. En 1907 preparó una exposición de Cézanne, con quien también hizo una gran amistad y del que aprendió a fijar con precisión las imágenes de las cosas, para restituir a la realidad la plenitud del sentido; siempre atormentado por las ambigüedades e inexactitudes de las palabras y de las cosas y encerrado en su propia interioridad, los conceptos artísticos de Cézanne y Rodin fueron determinantes en su poética.
Hillbilly, una elegía rural es un relato apasionado y apasionante de una clase social en decadencia, la de la clase trabajadora blanca en Estados Unidos. Los hillbillies, término peyorativo que hace referencia a los habitantes de la cordillera de los Apalaches, forman parte de este grupo social cada vez más empobrecido y radicalizado del país. J.D. Vance cuenta la historia de unos habitantes que se han ido degradando lentamente durante más de cuarenta años y cuyo declive ejemplifica a la perfección su disfuncional familia. De la mano de su violenta abuela, de su madre drogadicta o de su ausente padre, Vance retrata los anhelos, las luchas y conflictos, los valores y la incansable búsqueda de culpables a quienes responsabilizar de su desdicha, de una comunidad olvidada durante años por el sistema y ahora, tras la victoria de Donald Trump, convertida en centro de atención. El resentimiento, la falta de ambición y una combinación letal de victimismo y pesimismo junto a una devoción por el país, una fervorosa fe en Dios y un desaforado sentido del honor han hecho que los hillbillies posean una tendencia a la violencia física y verbal, al alcoholismo y las drogas, se conformen con vivir de los subsidios del Gobierno y sean despreciados por sus compatriotas de ambas costas del país. Su respuesta a todo ello es conocida: han encumbrado a Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.
Este libro constituye un acto de gratitud intelectual, una muestra de deslumbramiento producto de una fervorosa lectura de sus libros, pero sobre todo es una invitación a acercarse al autor latinoamericano más universal. Escribió Jorge Luis Borges que él se sentía más orgulloso de las obras que había leído que de las que había escrito. Orgullo que comparte con uno de sus mejores lectores: José Emilio Pacheco. Desde el recuento puntual de su vida literaria hasta la vivisección de su obra escrita, José Emilio Pacheco recorre los caminos del vasto laberinto borgeano y sus acertijos inagotables.