Cómo liberarte de las cargas y abrazar la felicidad Recupera la alegría, la libertad interior y el entusiasmo por la vida. ¿Con qué frecuencia sientes alegría, una experiencia verdaderamente pura y no adulterada de tranquilidad, dicha y felicidad? Durante la infancia, nuestra alegría aparece de una manera inmediata, espontánea y libre. Pero a medida que nos convertimos en adultos, nos tenemos que enfrentar a la presión de afrontar mayores responsabilidades, demandas interminables y un aluvión de noticias inesperadas. Y, en el camino, nos olvidamos de cómo estar presentes en nuestras propias vidas. En El arte de vivir plenamente, Rachel Macy Stafford nos ofrece una guía práctica e inclusiva para navegar a través de una cultura de distracción y agotamiento, y encontrar el camino de regreso a lo que deleita nuestro corazón, nos hace sentir vivos y nos trae paz. Nos enseña cómo practicar con rigor la presencia, a través de la cual retornamos a la fuente de nuestro yo auténtico y a esa alegría que sólo se puede encontrar en el aquí y el ahora.
Este ensayo ofrece un análisis a la vez profundo y divulgativo de los puntos decisivos de la filosofía del pensador suizo, vertebrado en torno a una pregunta principal: ¿cuáles son las sendas que se abren ante el hombre enredado en la existencia y qué le espera a este al final de cada recorrido? Para responder a este interrogante, Todorov recurre a una lectura humanista y moral de los textos rousseaunianos. Existen tres caminos posibles: el de la naturaleza, el de la civilización y ―camino intermedio― la senda moral, que reconcilia los dos primeros. Pero esta senda no conduce automáticamente a la perfección. Rousseau conocía mejor que nadie las debilidades humanas y nuestra necesidad de conformarnos con la precariedad existencial, de lidiar con los obstáculos de la vida y aprender a convivir con una frágil felicidad.
¡Este es el diario personal y privado de Claudia!
Si lo tienes entre las manos…, ¡chisss! Puedes abrirlo y leerlo, pero ¡no se lo cuentes a nadie!
Aquí encontrarás un montón de juegos, recetas, recortables y apartados en los que podrás dibujar a tus amigos y amigas, responder preguntas sobre tu personalidad ¡y escribir tu propio diario brilli-brilli!
¡Ah! Y también descubrirás cómo se topó Claudia con este diario y por qué es tan mágico…
¿La acompañarás en esta aventura?
Una noche oscura y lluviosa, Eilish Stack abre la puerta de su casa de Dublín y se encuentra a dos agentes de la policía secreta. Están allí para interrogar a su marido, un sindicalista que ha participado en manifestaciones recientes. La casa, la familia y el país que Eilish conocía, y en los que confiaba, están a punto de desmoronarse.
Cuando su esposo no vuelve a casa, ella intenta convencerse de que ha sido un malentendido. Pero los días pasan, las desapariciones se multiplican y los disturbios son cada vez más frecuentes. A medida que el miedo se instala entre los vecinos, Eilish tiene que decidirse entre buscar a su marido, cuidar a su padre enfermo o controlar a sus tres hijos y sus ansias de enfrentarse al nuevo orden totalitario. ¿Qué es más importante: recuperar a los que se han ido o salvar a los que aún quedan?
Kendall Holiday pasa la noche de los viernes leyendo novelas románticas subidas de tono mientras trabaja en la biblioteca de su universidad. Tal vez debería salir con sus amigos y emborracharse todos los fines de semana, pero le gusta pasar tiempo a solas. O eso se dice a sí misma, perdida entre las historias de amor de personajes ficticios.
Todo cambia cuando Vincent Knight, el capitán del equipo de baloncesto, aparece lesionado, de mal humor y con la urgente necesidad de que le recomienden poesía para una asignatura que odia. Vincent es alto, gracioso y desafía a Kendall como nadie lo ha hecho antes. Ahora es ella la que se encuentra dentro de su propia novela romántica…, pero en la vida real se necesita mucho más que tropos para obtener un final feliz.
Alguna noche, suelo ubicar mis horas en la serenidad del barrio de
Almagro: empresa que tiene su poco de catástrofe en cada punta, pues
para ir y volver es obligatorio descender a la tierra como los muertos e
incluirse en una hilera de ajetreos que hay entre la plaza de Mayo y la
estación Loria, y resurgir con una sensación de milagro incómodo y de
personalidad barajada, al mundo en que hay cielo. Claro está que esas
plutónicas y agachadas andanzas tienen su compensación: tal vez la más
segura es poder considerar ese grande y bien iluminado plano de Buenos
Aires que ilustra las paredes enterradas de los andenes. ¡Qué maravilla
definida y prolija es un plano de Buenos Aires! Los barrios ya pesados
de recuerdos, los que tienen cargado el nombre: la Recoleta, el Once,
Palermo, Villa Alvear, Villa Urquiza; los barrios allegados por una
amistad o una caminata: Saavedra, Núñez, los Patricios, el Sur; los
barrios en que no estuve nunca y que la fantasía puede rellenar de
torres de colores, de novias, de compadritos que caminan bailando, de
puestas de sol que nunca se apagan, de ángeles: Pueblo Piñeiro, San
Cristóbal, Villa Domínico.