Un dibujo para cada día del año
Para progresar en el dibujo hay que practicar todos los días. Sigue los pasos y dibuja tú mismo cada modelo del libro, con solo unos pocos trazos de lápiz.
Los primeros modelos son muy sencillos. Gradualmente, se vuelven más complejos. Aprenderás, paso a paso, a añadir volumen, poner en perspectiva, crear un efecto de profundidad y sombra...
Shonen, seinen, shojo, kawaii, chibi… ¡Todo un universo para dibujar en 365 días!
Entre el 11 de febrero de 1990 y el 10 de mayo de 1994, Nelson Mandela pasó de ser el prisionero político más famoso del mundo a presidente de su país. Fueron cuatro años vertiginosos y fascinantes que dieron la talla humana y política de un líder excepcional.
John Carlin, observador privilegiado de esa etapa, traza un emocionante retrato de Mandela en el que demuestra que se puede ser un gran político sin dejar de ser una gran persona, y que la reconciliación y la convivencia son no solo deseables sino posibles incluso en las circunstancias más difíciles.
«John Carlin ha sido muy valiente a la hora de escribir sobre nuestro país y ha contado cosas que muchos periodistas nunca se hubieran atrevido a explicar.» —Nelson Mandela
«Creo que por muy importante que haya podido ser la presencia de Mandela en el escenario global, todavía queda mucho que decir acerca del hombre que fue, sobre la calidad de su liderazgo y el legado que deja al mundo. Mi esperanza es que cuando los lectores terminen este libro tengan un conocimiento más profundo de Mandela como individuo y comprendan por qué ha sido, tanto en lo moral como en lo político, la figura más destacada de nuestra era.» —John Carlin
Un libro que transforma nuestra comprensión de la historia de la ciencia al revelarla no como una acumulación lineal de hallazgos heroicos individuales, sino como un tejido colectivo de saberes diversos donde cada hilo importa, incluidos los que hemos estado ignorando durante demasiado tiempo.
Desde que Darwin recibió aquella carta de Antoinette Brown cuestionando sus teorías o desde que Katherine Johnson calculó las trayectorias que llevarían al hombre a la Luna, la historia oficial ha despreciado muchas contribuciones al desarrollo científico; y no solo se han invisibilizado nombres, sino también saberes enteros considerados «menores» por estar asociados a lo femenino. ¿Por qué no valoramos las tecnologías de supervivencia que permitieron criar a la especie humana con el mismo entusiasmo que las armas? ¿Cómo es posible que las «calculadoras de Harvard» revolucionaran nuestra comprensión del cosmos sin haber mirado jamás por un telescopio? ¿Por qué el fraude científico se narra casi exclusivamente en masculino cuando también las científicas pueden hacer trampas?
Este libro coral, escrito por siete expertas divulgadoras Elena Lázaro, Marga Sánchez Romero, Enriqueta Barranco, Susana Escudero, Rocío Benavente, Natalia Ruiz y Clara Grima e ilustrado por Cirenia Arias, desafía las narrativas establecidas con un enfoque disruptivo: contar la historia de la ciencia desde miradas tradicionalmente excluidas.
De las técnicas textiles prehistóricas a las mujeres que medían estrellas por centavos; de los métodos anticonceptivos desarrollados gracias al conocimiento de campesinos mexicanos a los zoos humanos que exhibían «ejemplares exóticos»; del doloroso parto representado en el arte medieval a las ecuaciones que permitieron conquistar otros mundos.
Una obra que reconstruye la historia del conocimiento científico sin jerarquías artificiales, demostrando que la ciencia nunca fue un monólogo, sino una conversación humana compleja donde muchas voces quedaron deliberadamente fuera del registro.
En El talento de Mr. Ripley, la más célebre novela de Patricia Highsmith, aparece su más fascinante personaje: el inquietante y amoral Tom Ripley, figura prototípica de un género que Highsmith inventó, situado entre la novela policíaca y la novela negra, entre Graham Greene y Raymond Chandler, donde el más trepidante suspense se aúna a un vertiginoso análisis psicológico.
Mr. Greenleaf, un millonario americano, le pide a Tom Ripley que intente convencer a su hijo Dickie de que regrese al hogar. Tom acepta el encargo –de paso pone tierra por medio a posibles problemas policiales– y encuentra a Dickie y a su amiga Marga, con quienes establece una turbia relación que desemboca en el crimen y el engaño.
Con el título de A pleno sol, la novela fue llevada al cine en 1960 por René Clement, con Alain Delon en el papel de Ripley. En 1999 se estrenó un remake titulado El talento de Mr. Ripley, dirigido por Anthony Minghella y protagonizado por Matt Damon, Gwyneth Paltrow y Jude Law.
En un islote llamado Shutter Island, frente a la costa de Boston, se alza un conjunto de edificios de aspecto siniestro: se trata de un hospital psiquiátrico cuyos internos, todos hondamente perturbados y sometidos a una vigilancia estricta, han cometido algún crimen grave. El agente federal Teddy Daniels y su ayudante, Chuck Aule, son enviados allí porque una de las reclusas, Rachel Solando, parece haberse evadido de algún modo incomprensible de una celda cerrada a cal y canto. La única pista es una hoja de papel con una serie de números y letras sin significado aparente.
Mientras un furioso huracán azota el peñón, los dos policías se adentran en un mundo cada vez más opaco y angustiante, entre indicios de experimentos radicales y maquinaciones gubernamentales encubiertas que ensombrecen un caso ya de por sí extraño. A medida que su investigación avanza, las preguntas aumentan: ya no se refieren tan solo a la mujer desaparecida, sino a la naturaleza de todo lo que sucede en ese lugar rodeado por una valla electrificada y guardias armados. Y, cuanto más se acercan a la verdad, ésta se vuelve cada vez más esquiva, hasta el punto de hacerles creer que tal vez nunca puedan abandonar Shutter Island.
¿Qué tiene la música que nos conecta de forma tan profunda con los demás? Alfred Schutz, uno de los grandes nombres de la sociología del siglo XX, tenía una respuesta sorprendente. Aunque es conocido por su trabajo en teoría social y filosofía, Schutz también dedicó parte de su vida a pensar la música como una experiencia única que nos une, que nos pone en sintonía unos con otros, incluso sin palabras.