La vida de la doctora Briana Ortiz va cuesta abajo. Está a punto de oficializarse su divorcio, a su hermano se le acaba el tiempo para conseguir un donante y ese ascenso que tanto deseaba se lo va a llevar, casi seguro, ese doctor nuevo que al que no soporta. Sin embargo, justo cuando ella ya está preparada para diagnosticar un caso de odio a primera vista, Jacob Maddox le envía una carta. Una preciosa que demuestra que, en realidad, no es el diablo.
Bri y Jacob continúan escribiéndose, y cuando él le hace a Briana el mejor regalo del mundo, un riñón para su hermano, ella no puede evitar preguntarse cómo va a evitar sucumbir a ese recién llegado callado y atractivo… especialmente cuando este le pide un favor que no puede rechazar.
Annaleigh vive una vida privilegiada en su mansión de Highmoor frente al mar con sus hermanas, su padre y su madrastra. Una vez fueron doce, pero la soledad reina en los majestuosos salones ahora que las vidas de cuatro de las jóvenes han llegado a su fin. Cada muerte fue más trágica que la anterior y en los pueblos de alrededor corren rumores de que la familia está maldecida por los dioses.
Acosada por una serie de visiones, Annaleigh comienza a sospechar que las muertes no fueron accidentes. Desde hace tiempo, sus hermanas se escabullen cada noche para asistir a deslumbrantes fiestas bailando hasta el amanecer con sus vestidos de seda, y Annaleigh no está segura de si intentar detenerlas o unirse a ellas en sus encuentros prohibidos. Porque ¿quién -o qué- está en realidad bailando con ellas?
Y, cuando Annaleigh conoce a un misterioso desconocido que guarda sus propios secretos, sus sospechas se convierten en una carrera para revelar la oscuridad que ha caído sobre su familia... antes de convertirse en su próxima víctima.