Si Beethoven nunca hubiese existido, habitaríamos un universo musical radicalmente distinto. Pero ¿quién era realmente este titán de la cultura mundial?
A través de un centenar de breves capítulos, cada uno dedicado a alguna de sus obras clave, Norman Lebrecht traza un retrato poliédrico que nos muestra al compositor como nunca lo habíamos visto. Ingobernable, ofensivo y desesperado durante la mayor parte de su vida, sí; pero también sensible y completamente entregado a su arte, capaz de sobreponerse a la sordera para componer algunas de las obras cumbre de nuestra cultura. Por el camino, nos encontramos con los grandes músicos que a lo largo de la historia han asumido el reto que Beethoven legó a la posteridad, en todas sus glorias y debilidades. En el centro del mosaico que dibuja esta biografía reveladora y única, Beethoven emerge como piedra angular del mundo moderno.
Samuel Taylor Coleridge (1772-1834) pertenece a la primera generación de los poetas románticos ingleses, junto con su amigo William Wordsworth. Ambos se dieron a conocer con las célebres "Baladas líricas" (1789), donde ya se señalaban diferencias entre ellos: el uso del lenguaje coloquial en Wordsworth y la primacía de la imaginación en Coleridge. Esta edición ofrece por primera vez al lector de habla española la poesía completa de Coleridge. Del más conocido al más insólito, este libro reúne los diversos poetas que fue el autor: aquí hallaremos al Coleridge visionario (el de, por ejemplo, "Kubla Khan") junto al menos conocido de las "circunstancias trascendidas", irónico y cercano. En suma, como el mismo poeta expresó: "Con mis escritos no perseguí la gloria ni ningún beneficio.
Alekos era yo, en hombre», dijo Oriana Fallaci tiempo después. Alexandros Panagoulis, Alekos, fue para ella una causa, un espejo, un gran amor y también el argumento de su novela maestra. Fallaci lo entrevistó en 1973, cuando él, un héroe de la resistencia en la Grecia de la dictadura, había salido de la cárcel tras sufrir varios años de brutales torturas y aislamiento, y a él dedicó su vida y todos sus recursos durante los siguientes tres años. En 1976, Panagoulis murió en un accidente de coche que nunca se ha esclarecido por completo. En esta novela, Oriana Fallaci narra la historia de los dos, pero también la de él y también la de ella. La de los dos, casi imposible, una pasión condenada. La de él, un relato de heroísmo y convicción, pero también con un lado oscuro al que ella no cerró los ojos. La de ella, un análisis de la entrega, del amor y de la admiración, tantas veces contradictorios con la vida de una periodista que ya era una estrella cuando se conocieron.
Los poemas que integran Cabeza de turco
despliegan acordes distintos, pero se integran en un único adagio: la conciencia, inherente a la condición humana, de estar solo, de perder, de morirse; pero también la conciencia de celebrar las cosas menudas y sencillas, esto es, la vida como encarnación de lo instantáneo y lo fugaz. Celebración que intenta rescatar, además, el ser y la vida, de la degradación de la historia y del tiempo. En esta antología poética hay una aguda sensibilidad para captar el discurrir temporal y su fugacidad, en ella también hay siempre la vocación de lo uno, el poder volver a la integración primordial del ser.
A Kidan Adane, heredera de la Casa Adane, nunca le ha interesado la prestigiosa universidad de élite de Uxlay, ni su sociedad de vampiros ni sus extrañas casas, y mucho menos sus herencias. Lo único que le importa es encontrar a su hermana melliza desaparecida, June. Pero entonces llega Susenyos Sagad, un temible y atractivo vampiro, con la intención de robarle su herencia... y todo cambia. Para encontrar a su hermana, Kidan tendrá que enfrentarse a Sagad. Y cuando la tentación y su naturaleza más oscura afloren, solo tendrá una opción... Matar o morir.
El escritor don Guillermo Bogarín sonríe satisfecho al pensar en el selecto grupo que ha logrado reunir: ha merecido la pena el trabajo dedicado durante meses a preparar ese tour por Europa. Apenas quedan dos días para el 25 de septiembre de ese año 1893 para que esos nueve viajeros partan de la estación de Lyon en París para recorrer, durante casi dos meses, parte de la Italia recién unificada, algunos territorios de Austria-Hungría y ciertos lugares de las nuevas fronteras del Imperio alemán. Son el arquitecto Jacobo Figueroa y su amigo, el ambicioso empresario Juan Álvarez-Caballero; el intransigente pintor impresionista Ferdinand Mercier, su buena amiga Jeanne Leroy, empresaria teatral de éxito tras la muerte de su marido, a quien acompaña su sobrino, el inconstante Henri Collet; la condesa rusa Karimova; la señora Dupont, propietaria junto a su marido de una editorial de música y promotora de jóvenes talentos de este arte, y Clara Balaguer, virtuosa violinista y una de sus representadas.