Un escritor, miembro de la comunidad española en Buenos Aires, intenta descifrar la verdadera personalidad de su padre años después de su muerte. Marcial Fernández, emigrante asturiano, como tantos hombres de su época siempre tuvo dificultades para comunicarse con su hijo, a quien castigó con años de silencio y disgusto al descubrir su pasión literaria. El único vínculo entre ellos fueron las películas del Hollywood clásico que veían por televisión, una educación sentimental llena de sutilezas y malentendidos que Marcial impartía de manera indirecta. A medida que avanza en la reconstrucción de su historia, el narrador halla indicios de que su padre llevó una vida secreta y se obsesiona con descubrirla.
La inesperada vuelta del hijo de Iago del Castillo, a quien creyó muerto en la batalla de Kinsale en 1602, alterará la tranquila vida que este y Adriana habían conseguido construir en Santander. Sin embargo, Gunnarr, el corpulento joven de melena rubia y ojos idénticos a los de su padre, ha regresado para ejecutar la venganza que juró llevar a cabo hace quinientos años.
La joven inglesa Isabella Saunders se ha quedado sola en el mundo: sin un hogar y sin recursos, su belleza y fascinante cabellera pelirroja en la Singapur de 1860 se convierten en un gran escollo para conseguir un trabajo como institutriz. Todo su mundo se transformará cuando conoce a Bram Deagan, un apuesto y decidido irlandés llegado desde la lejana Australia para conocer de primera mano los nuevos productos de Oriente y hacer realidad su sueño de convertirse en un próspero comerciante. Isabella deberá decidir si las nuevas colonias, las lejanas y peligrosas tierras del continente más olvidado, pueden convertirse en su nuevo hogar. ¿Hallará el amor y la felicidad en el extremo opuesto del mundo?
La inspectora Leonore Asker, al mando de la peculiar Unidad de Casos Perdidos, recibe una llamada del todo inesperada: su padre, con quien no tiene contacto desde hace más de quince años, necesita su ayuda, ya que se ha hallado un cuerpo en su finca y la policía sospecha que él ha sido el asesino.
Mientras, Martin Hill se muda a una finca apartada para escribir una biografía sobre el empresario Gunnar Irving, intrigado por el hecho de que la legendaria propiedad contiene una isla privada con un observatorio astronómico abandonado. Pronto, Hill descubre que la zona tiene más historias que ofrecer: luces misteriosas y cuerpos mutilados. Mientras Asker y Hill intentan encontrar respuestas, un temible asesino en serie, el hombre de cristal, surge de las profundidades de la oscuridad de las que nadie regresa jamás.
Un recorrido por la memoria familiar siguiendo las huellas geográficas, mentales y sociales de todo un siglo en nuestro país.
Tal vez el más difícil de los sujetos de estudio sea nuestra propia familia. Esta historia nace del relato fragmentado e interrumpido de los abuelos, pero también de la vivencia del conflicto como historiador del autor, Gutmaro Gómez, que es a la vez el hijo que vive el deterioro y la precariedad en la que viven sus mayores y el padre que ve como sus hijos mantienen y reproducen muchas de las claves heredadas del pasado a pesar de la distancia generacional y tecnológica.
Los descendientes nos ofrece una visión de conjunto de todo un siglo a través de los archivos, las imágenes, los recuerdos y las experiencias familiares, y trata de explicar, en definitiva, por qué la historia se ha convertido en un arma de polarización y de división política en nuestros días. El lector tiene en sus manos un tratado de recuerdos, de fronteras, de llamadas perdidas. Un mapa de las huellas geográficas, mentales y sociales de un tiempo, un país, un continente. Una historia de los afectos, de los miedos y los fracasos que se transmiten en el hogar. Una guía, un antídoto para el dolor de adentrarnos en los silencios, en las pistas falsas y mentiras que nos legaron nuestros seres queridos.
Quien escribe un poema lo escribe, antes que nada, porque el poema es un colosal acelerador de la conciencia, del pensamiento, de la percepción del mundo». Del discurso de Joseph Brodsky al recibir el Premio Nobel de LiteraturaA caballo entre dos lenguas durante décadas, el bilingüismo de Brodsky no solo revitaliza con singular desenvoltura un lenguaje heredado, sino que también proyecta una radical y profunda exploración de sus metros e imágenes, elevada a una forma particular de metafísica. Sin embargo, Brodsky es también un poeta eminentemente físico, cuyo tema fundamental es la encrucijada entre el espacio, el tiempo y los sentidos. Ningún otro escritor contemporáneo habla tanto de la intemperie. Sus musas no son Calíope ni Tersícore, ni sus artísticas hermanas asociadas con emociones y sentidos, sino Urania, musa de la astronomía, «más vieja que Clío», matrona del conocimiento estelar, del espacio puro, de esas extensiones heladas en medio de las cuales el hombre parece el derrubio lodoso que arrastra un glaciar.