¿Qué harías si tu relación tuviese fecha de caducidad? Basada en la historia real de Charlie y Nerea, esta novela es un canto a la vida y al amor.
Lola, una adolescente en su último año de instituto, está llena de inquietudes sobre su futuro y no sabe qué hacer con su vida. Aunque tiene muchas ganas de conquistar el mundo, también está repleta de inseguridades, que la mantienen atada a su zona de confort.
Nico, por su parte, vive cada día como si fuera el último, disfrutando intensamente del presente porque su futuro es incierto.
Sin esperarlo, los caminos de Nico y Lola se cruzan e, inmediatamente, se convierten el uno para el otro en «la persona perfecta en el momento perfecto». Nadie dijo que sería una relación fácil, pero juntos aprenderán a vivir un carpe diem real.
Cuando el cielo se vuelva amarillo es una auténtica lección de vida que te hará comprender el verdadero significado del amor, algo muy simple en esencia, pero que el ser humano tiende a complicar innecesariamente.
Una noche oscura y lluviosa, Eilish Stack abre la puerta de su casa de Dublín y se encuentra a dos agentes de la policía secreta. Están allí para interrogar a su marido, un sindicalista que ha participado en manifestaciones recientes. La casa, la familia y el país que Eilish conocía, y en los que confiaba, están a punto de desmoronarse.
Cuando su esposo no vuelve a casa, ella intenta convencerse de que ha sido un malentendido. Pero los días pasan, las desapariciones se multiplican y los disturbios son cada vez más frecuentes. A medida que el miedo se instala entre los vecinos, Eilish tiene que decidirse entre buscar a su marido, cuidar a su padre enfermo o controlar a sus tres hijos y sus ansias de enfrentarse al nuevo orden totalitario. ¿Qué es más importante: recuperar a los que se han ido o salvar a los que aún quedan?
Kendall Holiday pasa la noche de los viernes leyendo novelas románticas subidas de tono mientras trabaja en la biblioteca de su universidad. Tal vez debería salir con sus amigos y emborracharse todos los fines de semana, pero le gusta pasar tiempo a solas. O eso se dice a sí misma, perdida entre las historias de amor de personajes ficticios.
Todo cambia cuando Vincent Knight, el capitán del equipo de baloncesto, aparece lesionado, de mal humor y con la urgente necesidad de que le recomienden poesía para una asignatura que odia. Vincent es alto, gracioso y desafía a Kendall como nadie lo ha hecho antes. Ahora es ella la que se encuentra dentro de su propia novela romántica…, pero en la vida real se necesita mucho más que tropos para obtener un final feliz.
Un reencuentro no deseado.
Un asesinato entre joyas.
Un misterio de vida o muerte.
Durante cuarenta y ocho horas, Kat y Liam fueron hermanastros. Ahora, llevan años sin verse.
Cuando su madre planea dar su último golpe como ladrona de joyas en la fiesta del multimillonario Ross Sutherland, Kat no la dejará sola. Lo que no sabe es que allí se encontrará con las dos últimas personas de su pasado a las que querría ver...
Liam tiene sus propios motivos para estar allí, y tienen que ver con su acompañante: su padre. Mientras intenta cumplir su objetivo, se topará con un contratiempo: unos ojos azules que pertenecen nada más y nada menos que al nieto de Ross, Augustus Sutherland.
Pero sus planes se tuercen cuando el tío de Augustus aparece muerto, y sospechan que el asesino anda tras la madre de Kat.
Kat y Liam solo podrán confiar el uno en el otro... o quizá ni eso.
What if the narrator of the book you’re reading is just…WRONG?! This hilarious book from the author of The Day the Crayons Quit will have you correcting what you’re reading—and laughing!
Do bicycles say cock-a-doodle-doo? Do firefighters shout Ding Dong! before they put out a fire?
That’s what the narrator of this hilarious picture book thinks! Good thing there are some other characters in this book to set him straight…
With bright bold illustrations, this laugh-out-loud funny story, written by the author of The Day the Crayons Quit, is sure to give kids—and grown-ups—a serious case of the giggles.
Because a flower goes chugga-chugga-choo-choo. Right? Right?
Tener un sitio en la mesa no significa que nuestra opinión sea bien recibida. Saber que algo no está bien no significa que sea fácil decirlo en voz alta. Pero el silencio, deliberado o no, tiene profundas consecuencias en el trabajo y en la vida: bloquea el talento, distorsiona las decisiones y provoca que los equipos y las personas fracasen. ¿Y si pudiéramos desaprender las formas en que nos silenciamos a aprendiéramos a utilizar nuestra voz?