Lía y Beck. Beck y Lía. A pesar de no estar siempre presentes en la vida del otro, Lía sabe que ella y Beck están destinados a acabar juntos. Y no es solo su amistad y la química que hay entre ellos: cuando la madre de Lía era adolescente, una pitonisa predijo que su hija se enamoraría del hijo de su mejor amiga. Lía y Beck han estado destinados el uno al otro desde entonces, o eso creían.
Cuando una tragedia acaba con la vida de Beck, Lía no sabe qué hacer. La predicción de su madre lo era todo. Si estaba destinada a estar con Beck, y ahora él no está, ¿qué se supone que tiene que hacer? ¿Podrá recuperarse su corazón de esta pérdida, e incluso encontrar un nuevo amor?
Gertrude, Eugenia y Dee-Dee Porch son tres hermanas que aún no han encontrado su lugar en el mundo: no lo es el pueblo finolis de Antiquarium, donde todas las chicas tienen que ir a escuelas de etiqueta y la única raza de perro permitida es el bichón frisé. No lo es su familia adoptiva y, desde luego, tampoco la escuela de etiqueta de la estiradísima señora Wintermacher… A ellas les interesa mucho más la ciencia. Un día, reciben una misteriosa invitación a la escuela de Millicent Quibb, una científica que acabará reclutándolas para combatir a un grupo de villanos y salvar al pueblo, a todos sus habitantes ¡y a los bichones frisé!
Del alerce, «árbol cósmico por el cual descienden el sol y la luna», al roble con su fuerza heráldica; del haya, «árbol feliz de los dioses», al tejo, símbolo de la muerte y la eternidad: Rigoni Stern escoge veinte árboles muy queridos para contarlos, repasando sus características botánicas y ambientales, ilustrando su historia y riqueza, explicando el influjo que han ejercido en la cultura popular y la literatura, y animando su arboretum con las experiencias propias del hombre de montaña, con los recuerdos y la nostalgia de «cuando los hombres vivían con la naturaleza». Las descripciones se entretejen con las reflexiones personales del escritor, que percibe una consonancia de vivencias y destinos entre las personas y los árboles, contenidos en la parábola eterna de nacimiento y muerte, alegría y sufrimiento; destinados tal vez a vivir mucho tiempo pero condenados, en cualquier caso, a desaparecer y ser remplazados.
Alquimistas arruinados por el ajenjo, luchadores que se enfrentan a tigres en combates cuerpo a cuerpo antes de convertirse al ascetismo, aeronautas temerarios que aterrizan en tejados de grandes almacenes parisinos, generales cosacos budistas, políglotas ayunadores, aviadores infelices, inventores de cañones etéreos, pintores monocromos devotos de santa Rita... De Cary Grant a Lovecraft, de Salgari a Pancho Villa y Buster Keaton, o de Arletty a Therese Neumann, no cabe duda de que los cuarenta y dos personajes a los que Alvi retrata en estas páginas son extravagantes y excéntricos, pero ante todo hombres y mujeres cuyas irrefrenables ganas de vivir encarnan el proteico potencial del espíritu humano.
Harriet Lee puede parecer a sus vecinos la típica madre trabajadora, y su hija Perdita la no menos típica colegiala británica, pero hay indicios de que no son tan normales como ellas creen. Para empezar, Harriet hace un pan de jengibre muy especial, que quizá no parezca nada del otro mundo a los londinenses, pero es muy popular en Druhástrana, la lejana tierrasegún muchas fuentes inexistentedonde vivió hasta su primera juventud junto a su carismática amiga Gretel Kercheval, una figura que tuvo algo que ver en todo lo que ocurrióbueno y maloa Harriet desde niña. No obstante, sólo décadas más tarde, cuando una Perdita ya adolescente se proponga reencontrar a esta amiga de su madre, descubriremos la verdadera historia de Harriet. Inspirada por la tradicional presencia del pan de jengibre en las fábulas infantiles, Helen Oyeyemi nos invita a saborear esta deliciosa historia de una gran familia cuya herencia es una receta. Un relato sorprendente y un auténtico festín para el lector.
"I have something new to talk about . . . tonight I will be going out," Mama gently tells Llama Llama.
At first, Llama feels okay with this. After all, Mama has gone out before and Gram and Grandpa have stayed with him. But this time they can't. Someone new is coming over, and the more he thinks about it, the more he worries! He knows he will be miserable . . . and then the doorbell rings. It's Molly from the ice cream store. What is she doing here? And she has ice cream! Maybe having a new babysitter isn't nearly as bad as he thought!