El destino de todo un reino está en sus manos. La segunda parte del romance fantástico Un reino de promesas malditas.
La esperada continuación de Un reino de promesas malditas.
Más allá de los muros del castillo sale el sol y los pájaros cantan, pero el Palacio Dorado está cubierto por un velo de noche. Mi noche. Mi oscuridad. Mi poder.
Tras todo lo que he vivido desde que llegué a Feéra para encontrar a mi hermana, jamás pensé que la traición se enroscaría en mi corazón de esta forma. He caído en la peligrosa red de mentiras que yo misma tejí por culpa de lo que siento por Ronan y Finn, los dos príncipes en quienes no confío. Pero no me importan la profecía ni mi destino implacable. El poder que corre por mis venas es más fuerte que nunca y ahora no podrán detenerme.
Una gran noticia sacude el barrio de Narras. El campeón de la Liga benjamín participará en el Mundial de Fútbol de Barrio. Se trata de un acontecimiento espectacular televisado por las cadenas de medio mundo.
Los Cacahuetes Futboleros no son el mejor equipo del barrio, pero este grupo de amigos luchará hasta el último minuto de cada partido para cumplir su sueño. No lo tendrán nada fácil. Para lograrlo, antes tendrán que enfrentarse a una terrible traición.
Como una ventana indiscreta, las cartas de Jane Austen a su hermana Cassandra proporcionan una mirada fascinante sobre la vida de la autora. Relaciones amorosas, ocasiones mundanas, visitas a vecinos, salidas al teatro: minúsculos detalles cotidianos que nos desvelan la faceta más íntima del mundo de Austen y nos ayudan a reconstruir la personalidad de una de las autoras más importantes de la historia de la literatura. En esta original selección epistolar, el lector encuentra una valiosa llave de acceso a la vida privada de Austen y al mismo tiempo un destello de su abrumador talento literario, aplicado aquí al delicado arte de escribir cartas, que, en palabras de la misma escritora, «consiste en saber expresar en el papel exactamente lo mismo que uno diría a la persona si estuviera hablando con ella».
DINOSAURIOS, MANGA Y MUCHA DIVERSIÓN
¿Que es eso que ve Rexi, el tiranosaurio rex?
¡Algo brilla en el fondo del río! Tiene que descubrir que es. Pero, para resolver el misterio, tendrán que juntarse todos los esqueletosaurios y viajar a la montaña Bumbum...
¿No será demasiado peligroso?
También conocido como el Comander, la voz del escritor Efraim Castillo es imponente y refulgente. Escucharlo, sobre todo, es estar frente al último gran polígrafo de la literatura dominicana, representante icónico de la generación del 60. Nacido en 1940, Castillo ha sido testigo privilegiado de los cambios y vicisitudes del país desde la década de 1950 hasta la actualidad. Dialogar con Efraim es un goce para la audición y un deleite para la inteligencia y el intelecto. Frente al Comander cualquier libreto previo para una entrevista se quiebra y tiene que ser alterado en el acto mismo del intercambio. Ante él no funciona la táctica de preguntas y respuestas frías y lacónicas, sino el diálogo al estilo del pensamiento lateral que rompe con lo lineal y secuencial controlado. Con Castillo sólo el diálogo en movimiento y las ondulaciones zigzagueantes son posibles. Nada de lo que sale de su cabeza, y que a velocidad de segundos ya es oralidad, es desechable. El enérgico timbre de su garganta transpira templanza interior. Su sapiencia es fascinante y seductora.
Este diálogo se explaya por un arcoíris de tópicos alrededor de su concepción de la escritura asistemática-memorativa, sus años en la militancia política, sus exilios y sus contactos con el existencialismo y el absurdismo hasta su ingreso al campo de la publicidad. Igualmente aborda sus reflexiones sobre la Generación del 60 y sus proposiciones sobre las prácticas históricas del tigueraje, la trepaduría y la corrupción al interior de la cultura dominicana, a las que se suman su teoría del sancocho filosófico dominicano, tensado entre el pesimismo y el optimismo; más sus miradas críticas sobre las conflictivas relaciones históricas, culturales y políticas entre la República Dominicana y Haití desde la fundación de sus respectivos Estados nacionales.