Laila, una niña marroquí, es raptada de su aldea en las montañas y vendida a los seis años a Lalla Asma, una anciana que la instruye y que se convierte en su abuela. Cuando, ocho años después, muere Lalla Asma, Laia huye y se refugia en un fondac, en realidad una casa de «princesas» que hacen las delicias de los hombres. Pero hasta allí, con fines dudosos, la persigue el hijo de Lalla Asma. Laila, atemorizada como un pececillo dorado, sólo piensa en alejarse de esos hombres que la tratan con un sospechoso afecto. Tras esconderses unos meses en un barrio paupérrimo, se marcha a París ilegalmente con Huriya, una de las «princesas» del fondac. La gran metrópoli la fascina, aunque la condena a la más absoluta marginalidad. Rodeada de los personajes más variopintos, encuentra en la literatura su tabla de salvación, pero, sólo tras un azaroso periplo, será la música la que la devolverá a sus raíces.
La borrasca Sergio, con sus violentas alteraciones meteorológicas, se adueña de la bahía. Por esas mismas fechas, vuelve, después de muchos años de ausencia, una de sus vecinas de pasado más doloroso y ajetreado, la guapa Minerva, transexual de cierto éxito en algunos locales nocturnos. Antes de su transición, Minerva se llamaba Sergio y vuelve herida y llena de rencor por una vieja ofensa que necesita vengar. La borrasca desatada le ayudará a conseguirlo. La tormenta, los vientos, las mareas irán desbaratándolo todo: el altivo edificio playero Condesa Elena y la vida, los recuerdos, los deseos y los secretos de sus vecinos. Todo quedará en carne viva, arruinado. Y sus habitantes, desenmascarados para siempre.
EthelBrun es hija de un matrimonio de exiliados, el formado por Justine y Alexandre, un hombreapuesto e inquieto que dejómuyjovenla islaMauricio y que, en el alegre París de los añosveinte y treinta, se dedica a dilapidar suherencia en negociospocorecomendables. En suinfancia, Ethelsólodisfrutadurantesuspaseos por la ciudad con sutíoabuelo, el excéntricoSamuelSoliman, que sueña con vivir en el pabellónde la India francesa construido para la Exposición Colonial. Ya en la adolescencia, Ethelconoceráalgoparecido a la amistad de la mano de Xenia, una compañera de colegio, víctima de la Revoluciónrusa y que vive casi en la pobreza. Laexistencia de Ethelempieza a tambalearsecuando, en las comidas que supadreofrece a parientes y conocidos, se repite cada vezmás a menudo el nombre de Hitler. Serán las primerasseñales de lo que amenaza a la familiaBrun: la ruina, la guerra, pero, sobre todo, el hambre. Esomarcará el despertar de la jovenEthel al dolor y al vacío, perotambién al amor, en una novela en torno a los orígenesperdidos, durante una época que culminó con un Apocalipsis anunciado.