"I have something new to talk about . . . tonight I will be going out," Mama gently tells Llama Llama.
At first, Llama feels okay with this. After all, Mama has gone out before and Gram and Grandpa have stayed with him. But this time they can't. Someone new is coming over, and the more he thinks about it, the more he worries! He knows he will be miserable . . . and then the doorbell rings. It's Molly from the ice cream store. What is she doing here? And she has ice cream! Maybe having a new babysitter isn't nearly as bad as he thought!
Alquimistas arruinados por el ajenjo, luchadores que se enfrentan a tigres en combates cuerpo a cuerpo antes de convertirse al ascetismo, aeronautas temerarios que aterrizan en tejados de grandes almacenes parisinos, generales cosacos budistas, políglotas ayunadores, aviadores infelices, inventores de cañones etéreos, pintores monocromos devotos de santa Rita... De Cary Grant a Lovecraft, de Salgari a Pancho Villa y Buster Keaton, o de Arletty a Therese Neumann, no cabe duda de que los cuarenta y dos personajes a los que Alvi retrata en estas páginas son extravagantes y excéntricos, pero ante todo hombres y mujeres cuyas irrefrenables ganas de vivir encarnan el proteico potencial del espíritu humano.
Harriet Lee puede parecer a sus vecinos la típica madre trabajadora, y su hija Perdita la no menos típica colegiala británica, pero hay indicios de que no son tan normales como ellas creen. Para empezar, Harriet hace un pan de jengibre muy especial, que quizá no parezca nada del otro mundo a los londinenses, pero es muy popular en Druhástrana, la lejana tierrasegún muchas fuentes inexistentedonde vivió hasta su primera juventud junto a su carismática amiga Gretel Kercheval, una figura que tuvo algo que ver en todo lo que ocurrióbueno y maloa Harriet desde niña. No obstante, sólo décadas más tarde, cuando una Perdita ya adolescente se proponga reencontrar a esta amiga de su madre, descubriremos la verdadera historia de Harriet. Inspirada por la tradicional presencia del pan de jengibre en las fábulas infantiles, Helen Oyeyemi nos invita a saborear esta deliciosa historia de una gran familia cuya herencia es una receta. Un relato sorprendente y un auténtico festín para el lector.