Salitre es el testimonio de una gesta frente a la palabra, al silencio y al olvido. De estos tres oficios quedan las finas huellas de la poesía, la traducción y la complicidad que se ofrecen a la lectura como ofrendas a la sensibilidad más exigente. Alejandro Aguilar, escritor que ha demostrado su calidad en el poema, el cuento y la novela, no puede evitar regresar a la poesía, de donde nunca se aparta, para entregar lo mejor de su estilo: la síntesis, la imagen y la ternura. Esta vez, no lo hace solo, se acompaña del premiado poeta Forrest Gander quien, en su rol de traductor e interlocutor, le añade más de una dimensión, o destello, a este texto carcomido por el asombro.
Desde que los primeros grupos de homínidos empezaron a fabricar toscas herramientas de piedra hasta el desarrollo de la inteligencia artificial, el ser humano ha vivido en una constante evolución tecnológica. Y la tecnología siempre ha ido de la mano del poder, no solo porque la construcción de armas más letales y sofisticadas otorga supremacía sobre las sociedades menos avanzadas, sino porque quien dedica un espacio al progreso científico puede superar cualquier obstáculo.
La psicóloga Laura Chica construye en cada página de Confía un refugio al que acudir cuando necesites luz, donde crecer y llenarte de fuerza, donde salvarte de la oscuridad.
Este es un libro para invitarte a confiar en la vida cuando no puedas hacerlo, a confiar en ti cuando necesites reponer fuerzas. Un libro para recordarte respirar profundo y seguir caminando cuando no encuentres el sentido, para abrazarte fuerte en medio del no sé y encontrar tu calma ahí.
A todos nos pasa alguna vez.
Aprender a transitar esos caminos difíciles con confianza plena en la vida y en ti es el regalo que este libro te ofrece.
Confía.
Todo está bien
Desde respirar ―pasando por comer o dormir― hasta la capacidad para razonar, para enamorarnos o para discutir con alguien, todo lo que hacemos pasa por el control cerebral. Nuestro cerebro define quiénes somos y qué potencial tenemos, y entrenarlo para sacarle el máximo partido es posible.
Para la joven Dora, una asistenta en la universidad, la revolución trae consigo la liberación. Pasa a frecuentar la compañía de uno de los estudiantes más radicales, Robert, y al fin puede investigar lo que le sucedió a Ambrose, su hermano, en el Instituto de Investigación Psíquica justo antes de morir.
No obstante, a Dora se le encarga cuidar de otra institución, el Museo de los Trabajadores: un extraño y olvidado edificio ocupado por figuras de cera de mineros, enfermeras, dependientes...
Conforme la revolución y su oposición dan rienda suelta a una oscuridad aterradora, la búsqueda de Dora para desentrañar un misterio que lleva mucho tiempo ocultando hará que una conspiración monstruosa salga a la luz... algo que la conducirá a los límites de los mundos.
Cúspide, desde la perspectiva de la plenitud de la edad, de la poesía amorosa nerudiana, estos Cien sonetos de amor sorprenden ante todo por el contraste entre la palpitación de la palabra y la imagen y la deliberada elección de una desnudez que rehúye los prestigios sonoros o constructivos del soneto clásico.
«Con mucha humildad ―escribe Neruda―, hice estos sonetos de madera, les di el sonido de esta opaca y pura substancia», que contrapone a las «rimas que sonaron como platería, cristal o cañonazo» de los poetas que anteriormente abordaron el soneto. Del mismo modo, es evitado el principio del mantenimiento de un patrón métrico y rítmico invariable, y, más aún, la estructura silogística y simétrica en la exposición de lo contenido en cuartetos y tercetos