Si quieres aprender volando y jugando esta es tu maletita. Dos libritos encantadores con los números y los colores, y dos libritos extraordinarios con las formas y los contrarios. ¡Solo tienes que leer y mirar!
Advertencia: En estas páginas terminarás reconociendo a tu mamá... o a ti mism@
La señora más vale madres y viral de internet comparte contigo las enseñanzas que le han ayudado a sobrevivir a la adolescencia de sus crías, a los cambios tecnológicos y hasta al pelón de su exmarido. Carito Acampa plasmó toda su sabiduría e ideas a la antigüita en este libro, y lo hizo tan bien¡que creerás que espía a tu mamá!
¡Momentito ahí, canij@! ¿Pensabas que su honestidad brutal no te iba a alcanzar? Carito Acampa te soltará una verdad dolorosa: para ser «señora», no hay edad. Y si ya te enojas cuando se te olvida tu contraseña de Instagram o cuando un chamaquito te cede el asiento en el metro; si luego de una reunión familiar te sueltas a criticar a todos y terminas con un «Pero, pues cada quien, ¿verdad?»; o si de plano ya no sabes si Chayanne es tu papá o tu sugar daddy, entonces... ¡ya eres tu mamá! Y, pooos, ¡ya ni cómo ayudarte!
¡Ojo!, yo no vengo a educarte. No voy a resolver el desmadre de vida que tienes, mijit@, pero te prometo que te vas a divertir y te la pasarás diciendo «Sí soy».
Es controladora, te critica y se entromete en tu vida constantemente. Cuando intentas establecer límites, la resistencia y la culpa resultantes son tan intensas que te dices a ti misma que no vale la pena.
¿Tu madre es narcisista, tiene un trastorno límite de la personalidad o simplemente es difícil?
¿Eres empática, sensible y amable?
¿Te sientes atrapada en la relación con tu madre de las siguientes formas?
- Intentas complacerla, pero nunca te sientes suficiente
- Te sientes responsable de su bienestar emocional
- Tienes problemas para establecer límites sin sentirte culpable o recibes tanta resistencia que terminas pensando que simplemente no vale la pena
Si es así, es probable que hayas caído en las trampas psicológicas ocultas que constituyen el síndrome de la buena hija.