Dani, Evan, Miguel y Nerea viajan a la isla de los pterosaurios en busca de un musgo especial para Tomás el hechicero... No imaginan que allí, oculta entre la vegetación, hay una misteriosa pirámide. Cuando los cuatro aventureros se adentran en ella, quedan atrapados en un laberinto que les obliga a resolver enigmas y a superar pruebas.
¿Lograrán atravesarlo y escapar de las garras del temible dinosaurio que les espera?
¿Por qué leer Las aventuras de Dani y Evan?
Porque los libros están protagonizados por Dani y Evan, los youtubers que lo saben todo sobre dinosaurios, y lo explican de manera amena y apto para los pequeños de la casa.
Porque sus historias enganchan desde la primera página.
Pushkin nunca tuvo una nieta, o acaso la desconocemos, por eso este libro de cuentos es dos cosas: la audacia de la búsqueda de personajes azarosos, perdidos y esenciales, y un viaje hacia territorios desconocidos. Los escenarios son múltiples: de La Habana al desierto del Rajastán, de Saint-Nazaire a Teherán, de Rusia a Miami o Lima. El hilo conductor es el tiempo, la nostalgia, la pérdida, pero también la aventura, el humor, y la recuperación del pasado. Un salto a un vacío lleno de sentidos. La nieta de Pushkin es un libro híbrido entre el cuento y el viaje en clave de autoficción. Si toda literatura es un ejercicio de solapamiento autobiográfico, Ronaldo Menéndez rompe las rasgaduras de ficción para filtrar un yo, un nosotros, que envuelve al lector y le hace viajar con él. Y por encima de todo, un lenguaje que es en sí mismo una búsqueda y una fundación, una manera de entender la literatura. Una prosa enérgica, que nos traslada con pulso propio, a la mejor renovación de la literatura latinoamericana de este primer tercio del siglo xxi.
El vacío identitario de los llamados suburbios de Nueva York, la discriminación, la vigilancia vecinal, la impostura del movimiento woke, la normalización de los suicidios diarios, la degeneración de gran parte de la academia norteamericana, la enfermedad mental y sus laberínticas soluciones, la atroz soledad y la ternura de los inesperados encuentros que suceden como consecuencia. Esto son algunos de los temas y sentimientos paradójicos en ocasiones que recorren los cuentos de Luna Park. Y, pese a todo, el de Marina Perezagua no es un libro oscuro, sino que el humor, la ironía y la contradicción están presentes en estos cuentos como elementos vitales y lúdicos. Un libro implacable, sin medias tintas para, entre otras cosas, describir una ciudad y un tiempo imposibles de describir.