La hermosa y joven Elinor Carlisle se encuentra en el banquillo de los acusados, está siendo juzgada por el posible asesinato de su prima Mary Gerrard. Las pruebas son abrumadoras: solo Elinor tenía el motivo, la oportunidad y los medios para administrar el fatal veneno.
Sin embargo, dentro de la hostil sala del tribunal, solo un hombre aún cree que Elinor es inocente hasta que se demuestre lo contrario: Hércules Poirot es lo único que se interpone entre Elinor y la horca.
El capitán Hastings, el fiel amigo del singular detective Hércules Poirot, relata una serie de casos resueltos gracias al método deductivo del detective belga, quien aprovecha cualquier incidente sin relación aparente con la investigación para descubrir siempre la verdad. Su secreto: el poder de las células grises de su privilegiado cerebro.
Por las páginas de esta obra desfilan misterios de los más variopinto: primero fue el misterio de una estrella de cine y un diamante, un suicidio que en realidad fue un asesinato, un misterioso piso absurdamente barato, una muerte sospechosa en una sala de armas cerrada, el robo de bonos por un millón de dólares, la maldición de la tumba de un faraón, un robo de joyas junto al mar y hasta el secuestro de un Primer Ministro.
Cuando le preguntaron con qué mujer de la historia del arte le gustaría cenar, Umberto Eco contestó sin dudar Uta de Naumburgo, considerada durante siglos la mujer más bella de la Edad Media y acusada de brujería durante su corta vida.
En una gira de lecturas por la antigua RDA a finales de los años ochenta, Grass ve la estatua de Uta por primera vez en la catedral de Naumburgo, hoy Patrimonio de la Unesco, y queda embobado por su belleza y realismo. Su figura, idealizada por el nazismo e inspiración para que Walt Disney creara la madrastra de Blancanieves, se caracteriza por un gesto único para el siglo XIII: con la mano derecha levanta el cuello de su preciosa túnica con un aire de misterio, casi como para ocultarse de alguien.
Grass recurre en este libro al tradicional recurso del convidado de piedra invitando a cenar en su jardín a la hija de un orfebre que hizo de modelo para la estatua. Sin embargo, en un atrevido salto en el tiempo, Uta sigue apareciéndose en más ciudades durante sus viajes, sorprendiendo al narrador enamorado, que la busca por todas partes, y convirtiendo sus siguientes giras en un verdadero desastre, hasta la caída del Muro y sus consecuencias.