Una historia épica sobre el amor que todo lo vence, la amistad y la familia.
El mundo mágico y el de los humanos llevan demasiado tiempo separados, pero hay personas, como Breen Siobhan Kelly, que pueden viajar entre ambos. La joven acaba de volver a Talamh dispuesta a aceptar quién es realmente. Por suerte, no está sola: cuenta con su mejor amigo, Marco, y con Keegan, que la entrena sin descanso y cuyo deseo por Breen no hace más que crecer.
Sin embargo, no hay tiempo que perder. El dios renegado Odran planea destruir Talamh y, para detenerlo, Breen debe seguir luchando para convertirse en todo lo que está destinada a ser.
Tras el último fracaso de Odran, su plan para dominar Talamh (y a Breen) se ha detenido por el momento. Sin embargo, el enfrentamiento se ha cobrado un alto precio y Breen vive momentos dolorosos mientras saca a heridos y caídos de un campo de batalla empapado en sangre y cenizas.
Pero el descanso no dura mucho. Las brujas de Odran empiezan a acosar a Breen en sueños, donde ella las ve practicar magia negra, sacrificar a inocentes y planear la destrucción absoluta. Ha llegado el momento de que Breen destierre a la oscuridad con todo el poder a su alcance.
Una batalla épica se aproxima. Y la derrota no es una opción.
Sonya recibe la noticia de que su difunto padre tenía un hermano gemelo poco después de romper su compromiso matrimonial y perder su trabajo, así que, cuando descubre que su tío desconocido le ha dejado en herencia una mansión victoriana en la costa de Maine, decide instalarse en ella para descubrir por qué los niños fueron separados al nacer y la razón por la que todo se mantuvo en secreto.
La joven no tarda en darse cuenta de que en la casa ocurren cosas muy extrañas. Trey, el abogado amigo de la familia que la ayuda a instalarse, le confirma que el lugar está embrujado y le habla de Astrid, «la primera novia perdida», cuyo retrato decora el despacho de su tío. Sonya también ha heredado una maldición centenaria y un enigma que debe resolver para romperla.