Sin embargo, la misma noche en que él va a ver a su amante, ella queda con una amiga y le cuenta lo que está pasando. Es entonces, copa de vino en mano, cuando se da cuenta de que no siente celos ni está enfadada. Mucho peor: le da exactamente igual.
Con un estilo lleno de ternura y humor, esta novela trenza la historia de dos mujeres en momentos muy distintos: Tima, que lleva demasiado tiempo viviendo en la indiferencia, y Eva, una profesional de éxito con alergia al compromiso hasta que un día conoce a alguien que le hace replantearse todo.
Bárbara Montes nos habla de las relaciones en la vida real, sin edulcorarlas, y de ese momento en que te das cuenta de que todas las reglas que te habías marcado y los planes que habías hecho en realidad no sirven para nada. Porque el amor de verdad es inoportuno, difícil y a veces absurdo. Pero siempre merece la pena.
Una rebelde que se convierte en reina.
Después de una sangrienta batalla contra sus enemigos, Paige Mahoney se ha elevado a la peligrosa posición de Subseñora, gobernando así sobre la población criminal de Londres.
Sin embargo, después de haberle dado la espalda a Jaxon Hall, y con otros enemigos vengativos aún sueltos, la tarea de estabilizar el inframundo nunca había parecido tan desafiante.
Poco sabe Paige que su reinado puede verse interrumpido por la introducción de Senshield, una tecnología mortal que será la perdición para la comunidad clarividente y para el mundo tal y como lo conocen.
«La televisión, desde la superficie hacia sus profundidades, trata del deseo. Y el deseo es a la narrativa lo que el azúcar es a la comida humana».
En un momento en que la cultura audiovisual está más presente que nunca gracias a las plataformas de streaming y el consumo (masivo y doméstico) de series y películas, este ensayo de David Foster Wallace, uno de los más influyentes del autor, se vuelve una lectura imprescindible y atemporal.
Este libro pone el foco en el impacto que el imaginario de las series de televisión norteamericanas tiene en la literatura. Frente a la incapacidad de escapar de su influencia, el uso de la ironía se ha convertido en la única defensa posible. Gracias a este análisis, Foster Wallace perfila al individuo del siglo XXI: un ser anclado a una pantalla y atravesado por la cultura popular.