La historia de Christiana Morgan, fascinante, la encontré por causalidad en los archivos de la Universidad de Harvard. Es una mujer que mantuvo una relación como amante de uno de los principales profesores de Psicología de Harvard, Henry Murray. Entre los dos siguen un extraño experimento vital que denominan la díada y que intentan llevar a sus últimas consecuencias desafiando todas las convenciones de la época. Y juntos, a la sombra del psicoanálisis de Carl Gustav Jung, que fue maestro y analista de ambos, y de las visiones que ella tenía, intentan mantener esa especie de experimento vital en busca de conciliar la libertad absoluta con el amor absoluto.
Cuando escribí la primera edición de este libro tenía muy poco conocimiento acerca de la misión que le corresponde desempeñar a los Ángeles Celestiales con todos los seres humanos. Recuerdo que en cada experiencia positiva usaba deliberadamente la palabra “Ángel”, pero sin una conciencia clara del significado tan profundo que tiene esta palabra. Para explicarme mejor expondré un ejemplo sencillo. Cuando algo se me resolvía rápida y fácilmente a través de la ayuda de otra persona, yo decía: “Gracias a un Ángel que me ayudó”. De esta manera, cada vez que necesitaba “una mano amiga” decía: “Dios mío, por favor, mándame un Ángel, necesito encontrar un Ángel en este lugar”.
Otras veces perdía algo y de igual manera decía: “Necesito un Ángel que me ayude a encontrar lo que he perdido”. Así, sucesivamente, la palabra Ángel fue ocupando gran parte de mi diario vivir. Igualmente, si trataba a una persona buena, pensaba: “Esa persona es un Ángel o tiene algo de Ángel”. Poco a poco comencé a interesarme más seriamente en los Ángeles.
¿Qué ocurre si cambiamos el pasado? ¿Puede reescribirse la historia?
Convertida en un bestseller internacional y aclamada por miles de lectores, El mapa del tiempo es una fantasía histórica tan imaginativa como trepidante, una historia de amor y aventuras que transportará al lector al fascinante Londres victoriano en su propio viaje en el tiempo.
Londres, 1896. Los logros de la ciencia parecen no tener límites. Así lo demuestra la aparición de la empresa de Viajes Temporales Murray, encargada de hacer realidad el sueño más codiciado del hombre: viajar en el tiempo. Ese anhelo que el escritor H.G. Wells había despertado un año antes con La máquina del tiempo, ahora es una realidad. Claire Haggerty vivirá una historia de amor con un hombre del futuro, mientras que Andrew Harrington podrá viajar al pasado para salvar a su amada de las garras de Jack el Destripador. Asimismo, no todos desean ver el pasado ni todos los viajeros del futuro tienen tan buenas intenciones. El propio H.G. Wells sufrirá las consecuencias de alterar la faz del tiempo cuando un misterioso viajero llegue a su época con la intención de asesinarlo para robarle la identidad de su novela, obligándolo a emprender una huida desesperada a través de los siglos.