Maryse Condé, autora de Yo, Tituba, la bruja negra de Salem y de La Deseada, regresa a su isla natal de Guadalupe y a sus raíces en Victoire. La madre de mi madre, para narrarnos la fascinante vida de su abuela materna, Victoire Élodie Quidal, una cocinera que se convirtió en una figura legendaria de su época. Victoire, cuya piel era de una «blancura australiana» y cuya destreza culinaria fue codiciada por la élite, pasaba la mayor parte del tiempo encerrada en el templo de su cocina, que era como la propia Guadalupe: un crisol heterogéneo de razas y culturas en el que convivía la población negra, la mulata y los blanc pays que ejercían el poder en el archipiélago antillano. En este complejo cosmos dominado por la hegemonía francesa, una cocinera criolla que apenas podía pronunciar el nombre de sus platos en francés consiguió convertirse en una de las personalidades más importantes de la isla guiándose siempre por la profunda convicción que dirigía su existencia: ninguna labor es humilde si se aspira a la perfección.
Condé rastrea sus orígenes en una historia que fusiona con una sensibilidad exquisita memoria e imaginación. Tras sumergirse en su árbol genealógico, nos ofrece una de las historias más emotivas y cautivadoras de su trayectoria. Un testamento único y desgarrador de la vida en Guadalupe en el crepúsculo del siglo XIX.
Isaak Bábel nació en Odesa cuando esta era una ciudad con un importante gueto judío. Sus historias relatan la vida en este puerto en los últimos días del imperio ruso. Gánsteres, prostitutas, mendigos, contrabandistas aparecen en sus páginas: nadie escapa al agudo análisis de la pluma de Bábel. Desde los cuentos de la crueldad magnética de Benia Krik, infame jefe de la mafia y uno de los grandes antihéroes de la literatura rusa, hasta el devastador relato semiautobiográfico de un joven judío atrapado en un pogromo, esta colección de historias es considerada una de las grandes obras maestras de la literatura rusa del siglo xx.
Alexéi Ivánovich, el tutor de la familia del general Zagorianski, se ve arrastrado al vértigo del juego en la ciudad-balneario de Ruletemburgo, un escenario hostil habitado por almas deambulantes donde la fortuna y el destino se entrelazan de manera inextricable. A medida que Alexéi se entrega a la ruleta, la turbación de su espíritu, acentuada por sus sentimientos hacia Polina, la hijastra del general, hará saltar por los aires las relaciones de todos los personajes, atormentados por sus deseos y sobrepasados por la impotencia ante su ruina.
Dostoievski despliega toda su genialidad en una cartografía de pasiones y obsesiones humanas que reflexiona sobre el poder que nuestros deseos incontrolables ejercen sobre nuestra suerte y voluntad. Una obra de profundo cariz autobiográfico que el autor escribió en menos de un mes con la intención de saldar las deudas de su propia adicción al juego y que ahora permite a Navona ampliar su catálogo de Ineludibles con una traducción inédita de Marta Rebón.