El epicureísmo quizás sea la empresa filosófica más decidida a liberarnos de las preocupaciones y el dolor y a procurarnos una vida serena dedica a los placeres que nos quedan al alcance de la mano. Epicuro desarrolló su filosofía en un jardín abierto a los amigos, discípulos, mujeres y esclavos. Hemos antepuesto a los textos de su propia mano la biografía que escribió Diógenes Laercio, fuente de todo lo que sabemos sobre el gran filósofo helenístico, y completado la edición con una selección de los mejores pasajes de romano Lucrecio quien por devoción a Epicuro se impuso la tarea de verter su filosofía en un imponente poema De la naturaleza.
Tristes y alegres, perturbados y serenos... quedan todos invitados a escuchar las lecciones de Epicuro en su jardín.
El volumen Pequeña crónica. Cuatro relatos lo publicó en 1929 la prestigiosa editorial Insel de Leipzig. Era un pequeño tomo de poco más de cien páginas que aparecía cuando el nombre de Stefan Zweig era ya el más cotizado de entre los autores europeos de la época. Los cuatro relatos que contiene tratan de vidas de personas en apariencia insignificantes, pero colmadas por la pasión; en palabras de Zweig: «…tratan de destinos de gente sencilla, de esos destinos que carecen de relevancia pública pero que para los afectados son tremendamente trágicos». «La colección invisible» recrea la historia de un coleccionista de grabados antiguos de los grandes maestros de la pintura universal. En este relato Zweig reprodujo —llevándola al extremo— algo de su propia pasión por las colecciones de autógrafos de grandes literatos y músicos. Según él, «Todos los coleccionistas son hombres felices», y también lo es en apariencia el protagonista de esta historia, aunque ignore de qué profundo abismo proviene su ilusoria felicidad. «Episodio en el lago de Ginebra» relata la peripecia de un soldado ruso que por misteriosas circunstancias aparece como náufrago en las aguas del bello lago suizo: son tiempos de la Gran Guerra, y el pobre hombre se entera de repente que fronteras y leyes incomprensibles para él le impiden regresar a la patria. «Leporella» es la historia de una obtusa y tétrica sirvienta que por sumisión a su amo es capaz de cometer las acciones más reprobables. La historia parece inspirada en el mejor Poe o en el mejor Maupassant. «Mendel el librero» versa sobre un anticuario de libros omnisciente al que apodan «Libromendel», que lo sabe todo de los libros con los que comercia; desde el vienés café Gluck, donde se ubica el centro de su negocio, este viejo judío se relaciona con los bibliófilos más conocidos del mundo, hasta que la confrontación bélica entre las naciones de Europa trastocará su apacible existencia. Este nuevo volumen de relatos del gran Stefan Zweig prosigue con la iniciativa de Hermida Editores de publicar en castellano estas narraciones tal y como vieron la luz la primera vez que se publicaron en alemán: agrupadas en volúmenes autónomos tal y como lo concibió inicialmente su autor. Con este propósito han aparecido ya los títulos: Novela de ajedrez, Amok. Novelas de pasión, Primera experiencia. Cuatro historias del país de los niños, Confusión de sentimientos. Tres novelas y Miedo.
George S. Patton fue un líder militar excepcional y una figura polémica que revolucionó la guerra moderna. Su genio táctico y audacia fueron fundamentales para la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial, especialmente en el frente occidental. Desde su formación en West Point hasta su liderazgo en el III Ejército estadounidense, Patton dejó un legado de maniobras rápidas y eficaces, desde África hasta el corazón del Reich. El libro de Fernando del Castillo profundiza en su carrera, desde sus primeros combates en México hasta sus teorías sobre la guerra mecanizada, que implementó con gran éxito. Además de su faceta militar, se revela su personalidad compleja: participó en los Juegos Olímpicos de 1912, diseñó una espada adoptada por el ejército y fue poeta. Su carácter combinaba religiosidad con un lenguaje rudo, erudición con un estilo directo de mando, y una inquebrantable confianza en sí mismo, aunque también se enfrentaba a dudas internas. A través de documentos inéditos y su propio diario, el autor ofrece un retrato más completo y humano de Patton, diferente al de otros estudiosos anglosajones.