Tras pasar el verano en Nueva York, Jackie Howard regresa al rancho de los Walter. Se marchó porque necesitaba espacio, sobre todo después de ese beso de despedida con Cole. Y, aunque ha podido dejar de escribirle durante el verano, no ha conseguido parar de pensar en él.
De vuelta en el pueblo de Colorado, el plan de Jackie consiste en evitarlo, pero su primer encuentro cara a cara le deja claro que la atracción que siente por Cole es irresistible. Todo se complica: él es el chico que no puede sacarse de la cabeza, y los Walter se han convertido en la familia que quiere y necesita. ¿Cómo puede seguir adelante si eso significa elegir entre el amor y la familia?
Un pack esencial para tu bienestar emocional.
En Querida yo: tenemos que hablar, aprenderás a conectar contigo misma, a entender y gestionar tus emociones, y a cultivar una relación sana contigo.
Tú no eres el problema te ofrece las herramientas para identificar y alejarte de las manipulaciones de personas narcisistas, enseñándote a recuperar tu poder personal.
Finalmente, Hasta que te caigas bien te guiará en el proceso de conocer tu pasado para entender cómo eres en el presente y trabajar en ti mismo/a para conseguir estar orgulloso/a de quien eres.
Las casas son siete, y están vacías. La narradora, según Rodrigo Fresán, es «una científica cuerda contemplando locos, o gente que está pensando seriamente en volverse loca». Y la cordura, como siempre, es superficial.
Samanta Schweblin nos arrastra –desde hace diez años– hacia Siete casas vacías y, en torno a ellas, empuja a sus personajes a explorar terrores cotidianos, a diseccionar los miedos propios y ajenos, y a poner sobre la mesa los prejuicios de quienes, entre el extrañamiento y una «normalidad» enrarecida, contemplan a los demás y se contemplan.
La prosa afilada y precisa de Schweblin, su capacidad para crear atmósferas densas e inquietantes, y la estremecedora gama de sensaciones que recorren sus cuentos han hecho a este libro uno de los más importantes de la última década.
Fern Brookbanks has wasted far too much of her adult life thinking about Will Baxter. She spent just twenty-four hours in her early twenties with the aggravatingly attractive, idealistic artist, a chance encounter that spiraled into a daylong adventure in the city. The timing was wrong, but their connection was undeniable: they shared every secret, every dream, and made a pact to meet one year later. Fern showed up. Will didn’t.
At thirty-two, Fern’s life doesn’t look at all how she once imagined it would. Instead of living in the city, Fern’s back home, running her mother’s lakeside resort—something she vowed never to do. The place is in disarray, her ex-boyfriend’s the manager, and Fern doesn’t know where to begin.
She needs a plan—a lifeline. To her surprise, it comes in the form of Will, who arrives nine years too late, with a suitcase in tow and an offer to help on his lips. Will may be the only person who understands what Fern’s going through. But how could she possibly trust this expensive-suit wearing mirage who seems nothing like the young man she met all those years ago. Will is hiding something, and Fern’s not sure she wants to know what it is.