El presente volumen tiene la intención de transmitir al público en general cierto concepto del punto de vista psicológico de la psiquiatría moderna. Y con este fin incluye un conjunto de ensayos, fruto de la reflexión de Jung sobre la psicología y la enfermedad mental a lo largo de varias décadas, cuyas investigaciones se basan en un argumento muy simple: la posible existencia de una función psicológica no adaptada que puede convertirse en un trastorno mental manifiesto e inducir, de forma secundaria, síntomas de degeneración orgánica. Así, el primer texto, data de 1908, es decir, de la época en que el autor era miembro destacado del incipiente movimiento psicoanalítico, y los dos últimos, escritos en 1956 y 1958, exponen sus conclusiones después de muchos años de experiencia en el estudio de la normalidad y el tratamiento de diversos trastornos psíquicos, en particular la psicoterapia de la esquizofrenia. Todos ellos, en fin, reflejan las técnicas especialmente asociada al nombre de Jung y contienen -a veces en germen, otras en una formulación concluída- los fundamentos de su pensamiento más maduro. Un libro, pues, indispensable para una comprensión cabal del pensamiento de uno de los más innovadores psiquiatras de la historia.
El tema central de esta importante obra jungiana es la representación simbólica de la totalidad psíquica mediante el concepto del sí-mismo, cuyo equivalente histórico y tradicional es la figura de Cristo. Jung demuestra su tesis investigando las Allegoriae Christi, especialmente el simbolismo del pez y los símbolos gnósticos y alquímicos, que considera fenómenos de asimilación cultural. Los capítulos sobre el yo, la sombra y el animus y el ánima constituyen una valiosa integración de los conceptos claves del sistema junguiano.
Quien escribe un poema lo escribe, antes que nada, porque el poema es un colosal acelerador de la conciencia, del pensamiento, de la percepción del mundo». Del discurso de Joseph Brodsky al recibir el Premio Nobel de LiteraturaA caballo entre dos lenguas durante décadas, el bilingüismo de Brodsky no solo revitaliza con singular desenvoltura un lenguaje heredado, sino que también proyecta una radical y profunda exploración de sus metros e imágenes, elevada a una forma particular de metafísica. Sin embargo, Brodsky es también un poeta eminentemente físico, cuyo tema fundamental es la encrucijada entre el espacio, el tiempo y los sentidos. Ningún otro escritor contemporáneo habla tanto de la intemperie. Sus musas no son Calíope ni Tersícore, ni sus artísticas hermanas asociadas con emociones y sentidos, sino Urania, musa de la astronomía, «más vieja que Clío», matrona del conocimiento estelar, del espacio puro, de esas extensiones heladas en medio de las cuales el hombre parece el derrubio lodoso que arrastra un glaciar.