Harriet Lee puede parecer a sus vecinos la típica madre trabajadora, y su hija Perdita la no menos típica colegiala británica, pero hay indicios de que no son tan normales como ellas creen. Para empezar, Harriet hace un pan de jengibre muy especial, que quizá no parezca nada del otro mundo a los londinenses, pero es muy popular en Druhástrana, la lejana tierrasegún muchas fuentes inexistentedonde vivió hasta su primera juventud junto a su carismática amiga Gretel Kercheval, una figura que tuvo algo que ver en todo lo que ocurrióbueno y maloa Harriet desde niña. No obstante, sólo décadas más tarde, cuando una Perdita ya adolescente se proponga reencontrar a esta amiga de su madre, descubriremos la verdadera historia de Harriet. Inspirada por la tradicional presencia del pan de jengibre en las fábulas infantiles, Helen Oyeyemi nos invita a saborear esta deliciosa historia de una gran familia cuya herencia es una receta. Un relato sorprendente y un auténtico festín para el lector.
Alquimistas arruinados por el ajenjo, luchadores que se enfrentan a tigres en combates cuerpo a cuerpo antes de convertirse al ascetismo, aeronautas temerarios que aterrizan en tejados de grandes almacenes parisinos, generales cosacos budistas, políglotas ayunadores, aviadores infelices, inventores de cañones etéreos, pintores monocromos devotos de santa Rita... De Cary Grant a Lovecraft, de Salgari a Pancho Villa y Buster Keaton, o de Arletty a Therese Neumann, no cabe duda de que los cuarenta y dos personajes a los que Alvi retrata en estas páginas son extravagantes y excéntricos, pero ante todo hombres y mujeres cuyas irrefrenables ganas de vivir encarnan el proteico potencial del espíritu humano.
Pasamos un tercio de nuestras vidas tumbados: durmiendo, soñando, amando, leyendo o recuperándonos. Más allá de representar la pasividad y la pereza, el acto de reposar acostados puede constituir una forma de protesta: una oportunidad para reordenar nuestros pensamientos en un mundo regido por la incesante exigencia de productividad. Bernd Brunner nos invita a redescubrir el poder de la horizontalidad a través de entretenidísimas e insólitas historias como el origen del colchón, las formas de descanso en la remota Edad de Piedra, la importancia del diván en la consulta de Sigmund Freud o los últimos hallazgos sobre el sueño. Vivir en horizontal es una apasionante contribución a la historia cultural que sorprenderá a legos e iniciados en el subestimado arte de yacer.