En este nuevo libro, Beatriz Cazurro nos hace reflexionar sobre cómo la forma en la que dejamos de comunicarnos con nuestros hijos tiene que ver con vínculos emocionales que no pueden verse y que nos condicionan, con lo apresurado de ciertos diagnósticos psicológicos, así como con la singularidad de la sintomatología que cada cual desarrolla en el tiempo con relación a lo que ha vivido.
Para regular la relación con nuestros hijos necesitamos centrarnos en sus necesidades, en notar lo que les sucede, e igualmente en entender que lo más importante es generar un lugar seguro para que puedan vincularse desde el afecto y en ausencia de trauma.
El conocimiento prohibido desde la Antigüedad hasta nuestros días.
El mago invoca en secreto a las fuerzas de la oscuridad. El grimorio ha sido abierto. Habla. Grita. A veces sangra. Invoca a los espíritus del inframundo. El libro se convierte en la puerta que comunica el mundo de los vivos con la sugerente y etérea morada de los muertos. Ya no hay vuelta atrás. Hemos de prepararnos para lo que nos espera, pobres mortales, al pasar una a una las páginas prohibidas.
Desde la más remota Antigüedad, el soporte escrito ha sido uno de los elementos más poderosos a la vez que temidos por el hombre. Miles de páginas que desafían a la misma razón, códigos ocultos, líneas encriptadas con recelo por mentes preclaras del pasado, secretos que, de ser revelados, podrían cambiar nuestra concepción del mundo, quizá, causar terribles desgracias. Todo ello se encuentra en manuscritos prohibidos, papiros mágicos, grimorios medievales, obras escritas por la mano del mismo diablo…
Antiguos libros del Arte Sagrado o Alquimia, colecciones misteriosas, bibliotecas ocultas; textos infames que impulsarían la mayor caza de brujas de la historia humana o manuscritos legendarios. Libros capitales de las grandes religiones que parecen ocultar no solo el pasado, sino también el presente y el futuro; libros malditos y perseguidos que se dan la mano en estas páginas y que, juntos, componen una historia largamente silenciada.
En Los mismos muertos vuelven el autor investiga las comunicaciones de los muertos en las distintas épocas, abarcando desde la antigüedad clásica hasta principios del siglo XX. Indaga en el patrón de estas experiencias, que descubrió en su primera investigación. Para ello analiza los sucesos documentados desde la antigua Grecia y Roma a la Edad Media, la Reforma, la Ilustración y el siglo XIX.
Lluís recopila y examina centenares de testimonios buscando si ese patrón se ha reproducido a lo largo de la historia. La aparición del mismo, más allá de las representaciones propias de cada cultura, cambiaría la hipótesis que defienden historiadores y antropólogos en la que estas experiencias son solo construcciones culturales.