"El zoo de cristal" es una declaración de intenciones. El teatro no puede ni debe ser una sucesión de diálogos y acotaciones. Una pieza dramática es la obra de arte más completa, pues en ella intervienen los más variados lenguajes. La pieza, más allá de valoraciones caducas, es un prodigio de teatro plástico. Por su parte, "Un tranvía llamado Deseo" es un clásico de la dramaturgia occidental. Como todo clásico, nunca ha tenido más vigencia que en estos momentos. Cuando Blanche le pide a su hermana Stella que no se quede atrás con las bestias y afirma que Stanley no puede ser la "solución", habla en nombre de una humanidad asediada por la brutalidad, la intolerancia, los atavismos y la mediocridad más ramplona; es decir, habla en nombre de todos nosotros.
"Los días felices" es una pieza clave en el teatro de Beckett, que, continuando el proceso de depuración escénica de sus obras precedentes, presenta también características fundamentales de sus piezas posteriores. Winnie, torturada por una luz cegadora y semienterrada en un montículo calcinado, se arropa en un ritual de gestos cotidianos y encuentra siempre motivos, por insignificantes que éstos sean, para considerar sus días felices.
La vida se portó mejor con Kafka después de su muerte. Su éxito póstumo creció con rapidez y ya en los años 60 del pasado siglo tomó por asalto las más altas cumbres. Kafka, el marginado, se convirtió en una estrella literaria cuya popularidad es hoy difícil de superar. A modo de etiqueta se inventó la palabra "kafkiano" para referirse a algo inquietante, quizá incluso absurdo, que acaba por escaparse a toda posibilidad sensata de intentar comprenderlo. Kafka supo transmitirnos una experiencia fundamental de nuestra vida moderna: que lo sencillo puede ser enormemente complicado.
Miedo, pero fascinación; espanto, pero atracción. Nuestra relación con los monstruos es dual y contradictoria desde el inicio de los tiempos y precisamente por eso tantos artistas decidieron plasmar sus peores pesadillas y las causas de tanto horror en innumerables obras. Algunas de las más emblemáticas y oscuras están dentro de este libro. Pasar las páginas de este libro es un acto de valor, aunque todos sabemos lo seductor que puede ser el peligro.
Aquellos lectores cautivados por este arte de contar historias pueden iniciarse en el dibujo paso a paso de los personajes más icónicos del cómic, estudiando a través de ellos cómo expresar todo tipo de emociones, cómo dar forma a su lenguaje corporal y cómo plasmar el movimiento que quieran imprimir a la escena. Los múltiples ejemplos que se presentan desde el boceto más simple, hasta culminar en la ilustración final a color son una muestra para comenzar a crear cómics desde cero sin ponerse límites.
El manga, el arte de contar historietas japonés, se ha convertido en un fenómeno global que ha llegado a todos los rincones y en todos los formatos posibles, seduciendo al mundo con su estética en todos los sectores de edad, desde el inocente y colorido manga infantil hasta uno más violento y sensual, solo para adultos. Sus viñetas están habitadas por personajes de característicos ojos grandes y recogen lo mejor del antiguo arte gráfico japonés fusionándolo con la historieta o cómic al estilo occidental.