Viaje al Oeste es la novela épica más famosa de China. En ella se narran las aventuras de Xuanzang, un monje budista del siglo VII que se convirtió en héroe tras cumplir la difícil misión de viajar a la India para recuperar unas escrituras sagradas.
En su viaje le acompañarán cuatro discípulos en busca de redención: un audaz mono con poderes mágicos, un cerdo glotón y perezoso, un sereno ogro de aspecto imponente y un dragón convertido en caballo a causa de su rebeldía. Juntos comenzarán una aventura plagada de privaciones, adversidades y peligros en la que se enfrentarán a enemigos fantásticos, demonios invencibles y monstruos aterradores.
Desde la Cueva de los Senderos Nublados hasta el Salón del Tesoro de las Brumas Divinas, pasando por el Templo del Estruendo del Trueno o el Palacio Celestial, el viaje al oeste del monje Xuanzang y su inseparable discípulo, el Rey Mono, es una cautivadora fantasía épica repleta de aventuras, humor y sátira social.
¿Cuál era el cargo de Pilato y cuáles sus funciones? ¿Cómo es que San Juan Bautista fue ejecutado sin la autorización de los romanos, y sin embargo para matar a Jesús sí era necesaria? ¿Sabías que Pilato no actuó en solitario, sino como presidente de un tribunal? ¿Qué le impulsaba a salvar a Jesús, y por qué al final no lo hizo? ¿Por qué quebrantó la ley romana que obligaba a quemar el cadáver,y permitió que le fuese entregado a María, posibilitando así la prueba posterior de la Resurrección? ¿Por qué se mantuvo incólume la túnica sagrada, que los soldados respetaron? ¿Sabías que la guardia que custodió el sepulcro no era romana, como suele creerse, sino una guardia judía del Templo? Poncio Pilato es uno de los personajes más repudiados de la Historia por su pasividad ante la suerte de Jesucristo, a quien sabía inocente.
En un pasado lejano, no la llamábamos Hiroshima, sino Ashihara. Era un amplio delta cubierto de juncos». Así comienza la descripción que la escritora Ota Yoko hace del paisaje de su ciudad natal antes de que, el amanecer del 6 de agosto de 1945, la primera bomba atómica que descendía sobre el mundo lo cambiara para siempre. En un instante, un destello de luz verde azulada dejó tras de sí cientos de miles de muertos, una cifra superior de heridos, los edificios derruidos y la tierra quemada. Apenas unos días después, Japón resolvía su rendición absoluta: la guerra había terminado, pero, como remarca la autora, la vida continuaba.
Ciudad de cadáveres es el grito agónico de una víctima apremiada por la urgencia de plasmar por escrito la devastación, el horror, la desesperación y el caos de los que ha sido testigo.